Lectura y oraciones de la Hora Santa del día 23

El pasado sábado día 23 de noviembre de 2019 tuvimos una Hora Santa en la parroquia.  Ahora compartimos la lectura, algunas fotos y algunas de las oraciones para que todos puedan volver a orar con ellas.

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 23, 35-43

Cuando Jesús estaba ya crucificado, las autoridades le hacían muecas a Jesús, diciendo: “A otros ha salvado; que se salve a sí mismo, si él es el Mesías de Dios, el Elegido”.

También los soldados se burlaban de Jesús, y acercándose a Él, le ofrecían vinagre y le decían: “Si eres tú el rey de los judíos, sálvate a ti mismo”. Había, en efecto, sobre la cruz un letrero en griego, latín y hebreo que decía: “Este es el rey de los judíos”.

Uno de los malhechores crucificados insultaba a Jesús diciéndole: “Si tú eres el Mesías, sálvate a ti mismo y a nosotros”. Pero el otro le reclamaba, indignado: “¿Ni siquiera temes tú a Dios estando en el mismo suplicio? Nosotros justamente recibimos el pago de lo que hicimos. Pero éste ningún mal ha hecho”. Y le decía a Jesús: “Señor, cuando llegues a tu Reino, acuérdate de mí”. Jesús le respondió: “Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el paraíso”.

De las revelaciones del Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque.

“He aquí el Corazón que ha amado tanto a los hombres, y que nada ha escatimado hasta agotarse y consumirse para demostrarles su amor y el reconocimiento no recibo de la mayor parte sino ingratitud, ya por sus irreverencias y sus sacrílegos, ya por su frialdad y desprecio con que me tratan en este Sacramento de Amor.  Pero lo que me es aún mucho mas sensible es que son corazones que me están consagrados los que así me tratan… Mi corazón se dilata para derramar con abundancia las influencias de su divino amor”.

“Reconoce, pues que nada puedes sin Mi; Yo no dejaré nunca de socorrerte, con tal que tengas siempre tu nada y tu debilidad abismadas en mi fortaleza”.

“Déjame hacer cada cosa a su tiempo, pues quiero que seas ahora el entretenimiento de mi amor, el cual desea divertirse contigo a su placer, como hacen los niños con sus muñecos.  Es menester que te abandones así sin otras miras ni resistencia alguna, dejándome hallar mi contento a tus expensas; pero nada perderás en ello”.

“Está siempre pronta y dispuesta a recibirme, porque quiero en adelante hacer en ti mi morada para conversar y entretenerme contigo.”

“Sabes que soy un Maestro santo, y enseño la santidad.  Soy puro y no puedo sufrir la más pequeña mancha.  Por lo tanto, es preciso que andes en mi presencia con simplicidad de corazón e intención pura. Pues no puedo sufrir el menor desvío, y te daré a conocer que si el exceso de mi amor me ha movido a ser tu Maestro para enseñarte y formarte en mi manera y según mis designios, no puedo soportar las almas tibias y cobarde, y que, si soy manso para sufrir tus flaquezas, no seré menos severo y exacto en corregir tus infidelidades.”

“¿Por que te atormentas? Haz lo que está en tu poder, y Yo supliré lo demás que te faltes.  Pues nada pido tanto en este Sacramento, como un corazón contrito y humillado que con voluntad sincera de no desagradarme más se acuse sin doblez. Entonces perdono sin tardanza, y se sigue de ahí una perfecta enmienda.”

Oraciones compuestas por el P. de la Colombiere

Acto de confianza en la Divina Misericordia
¡Señor! Soy una persona en este mundo par ejercitar tu admirable misericordia y para hacerla resplandecer delante del cielo y de la tierra.
Otros te glorificarán revelando con su fidelidad y con su constancia la fuerza de tu gracia, lo bueno y generoso que eres con los que te son fieles; por mi parte, te glorificaré haciendo conocer que eres bueno con los pecadores y que tu misericordia triunfa de toda malicia, que nada es capaz de agotarla, que ninguna recaída por vergonzosa y culpable que sea debe inducir al pecador a desesperar de tu perdón.
Te he ofendido gravemente, mi amable Redentor; pero sería peor el terrible ultraje de pensar que no eres lo suficientemente bueno para concederme el perdón.
En vano tu enemigo, que es también mío, me tiende cada día nuevas insidias; me harán perder todo menos la esperanza que aliento con tu misericordia.  Aunque cayera cien veces y aunque fuesen mis delitos cien veces más graves de lo que son, seguiré esperando en Ti.

Acto de confianza en el Corazón de Jesús
¡Corazón sagrado de Jesús! Enséñame a olvidarme enteramente de mi mismo, puesto que es éste el único camino por el cual puedo entrar dentro de Ti.
Concédeme que no haga nada indigno de Ti.
Enséñame todo lo que debo hacer para conseguir la pureza de aquel amor, que Tú me has inspirado desear tan ardientemente.
Siento en mí la resuelta voluntad de agradarte y la incapacidad absoluta de conseguirlo sin una luz y una fuerza especial, que sólo espero de Ti.
¡Cumple en mí tu voluntad, Señor!
Por desgracia veo que me opongo a ella, pero querría que no fuese así.
A ti te corresponde, Corazón divino, hacerlo todo. Tú sólo recibirás la gloria de mi santificación, si consigo hacerme santo. Tal gloria será grande para Ti y, por eso solo, deseo alcanzar la perfección.

Acto de confianza en Dios
Estoy tan convencido, Dios mío, de que velas sobre todos los que esperan en Ti, y de que no puede faltar cosa alguna a quien de Ti las aguarda todas, que he determinado vivir de ahora en adelante sin ningún cuidado, descargándome en Ti de toda mi solicitud… Pierda yo por mi mismo la gracia pecando, que no por eso perderé la esperanza, antes la conservaré hasta el postrer suspiro de mi vida… porque con vuestros auxilios me levantaré de la culpa.

Aguarden unos la felicidad de sus riquezas o talentos; descansen otros… en la multitud de sus buenas obras o en el fervor de usa oraciones, en cuanto a mí, toda confianza se funda en la seguridad con que espero ser ayudado de Ti, ye en el firme propósito que tengo de cooperar a Tu gracia… Así que seguro estoy de ser eternamente feliz, porque de Ti, Dios mío, es de quien lo espero…

Mientras espere de veras, libre estoy de toda desgracia, y de que esperaré siempre estoy cierto, porque espero también esta esperanza invariable.  En fin, para mí es seguro que nunca será demasiado lo que espere de Ti, y que nunca tendré menos de lo que hubiese esperado… Espero que me amarás a mí siempre, siempre, y yo a mi vez te amaré sin intermisión; y para llegar a un sólo vuelo con la esperanza hasta donde puede llegarse, te espero a Ti mismo, oh Criador mío, para el tiempo y para la eternidad. Amen.


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