Semana de la Eucaristía. Meditación, jueves 11 de marzo de 2021

San Manuel González.

Todo lo que piense, todo lo que hable un cristiano debe ir precedido de esta pregunta: ¿esto pega con decir Misa? Lo que pienso, lo que hago ¿me une al Jesús sacrificado de mi Misa?

Si Jesucristo se está ofreciendo en 300 Misas durante cada segundo, podemos decir que Jesucristo de día y de noche está con los brazos abiertos. Jesucristo no tiene otra postura en la tierra que con los brazos en cruz.

Si la Misa es esto, yo debo estar siempre con mis brazos abiertos. Cuando no hago esto, cuando huyo del sacrificio, es como si un Sacerdote dejara la Hostia y el Cáliz consagrados de su Misa y se fuera a ver los transeúntes, o lo que se le antojara.

Eso es lo que hacemos cuando buscamos nuestros gustos, nuestros caprichos, nuestra comodidad. ¿No os remuerde la conciencia de haber abandonado muchas, muchas veces vuestra Misa? ¡Dejar vuestra Misa!

Si amais vuestra Misa, amad la cruz; la cruz de vuestra Misa de todas las horas. No dejéis de estar en la postura que está Jesús ofrecido continuamente en Sacrificio. No contentaos
con una vida ramplona, uniendo cuando se puede, la comodidad y el capricho al cumplimiento del deber; sino preguntaos con frecuencia: ¿estoy yo ahora en Misa?

Propósito: Vivir el sacrificio del día de hoy como Cristo en la Cruz, con amor.

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