El sábado pasado, 6 de marzo de 2021, la comunidad parroquial de San Juan de Ávila contó con la presencia de Naím Shoshandy. El padre Naím es un sacerdote iraquí originario de la ciudad de Qaraqosh, Irak, que, desde 2015, desarrolla su labor pastoral en Albacete.
En un encuentro impulsado por la fundación Ayuda a la Iglesia Necesitada, el padre Naím pudo contar su historia como cristiano perseguido en Irak, la tierra de Abraham.
Relató una vida marcada por el dolor: la muerte de su padre por un cáncer, el asesinato de su hermano… Y la llegada del Daesh. Entre ellos, explicó, aquel 6 de agosto de 2014 pasó a denominarse “el Día Negro”. El día en que los yihadistas llegaron a las puertas de Qaraqosh, los cristianos ya se habían marchado al amparo de la noche. El padre Naím recordaba los bombardeos en que murieron personas conocidas.
Dejaron todo lo que tenían. “Tuvimos que irnos con lo puesto”, afirmó. Durante su charla, el padre Naím enseñó a los presentes los únicos tres objetos que se había llevado de su casa: una cruz, por la que eran perseguidos y que era su fuerza, una imagen de la Virgen, muy querida en Irak, y su Rosario, siempre en su bolsillo y que había aprendido a rezar desde pequeño en su familia.
En marcha por el desierto, llegaron a Ankawa, una población situada en el territorio del Kurdistán. Allí fueron acogidos como refugiados y se encontraron con los voluntarios de Ayuda a la Iglesia Necesitada. En el campamento, los cristianos sentían que habían perdido toda su dignidad. Sin embargo, su fe siempre se mantuvo firme en Cristo. El padre Naím pasaría allí un año y medio hasta su traslado a España.
Pero, en medio de tanto dolor, brotó la esperanza. El sacerdote compartió la entrevista que una cadena de televisión hizo a una niña de su parroquia en el campo de refugiados. Myriam, que así se llamaba, se mostraba alegre y declaraba que perdonaba a quienes les habían quitado todo. Naím también habló del perdón cuando dijo: “Cristo perdonó a quienes lo mataban, yo no podía no perdonar”, refiriéndose a los asesinos de su hermano.
También compartió con la asamblea unas imágenes de los distintos lugares de Irak antes y después del paso del Daesh, reflejando la destrucción que habían provocado. Una tierra a la que desean volver y reconstruir.
En el contexto del viaje del Papa Francisco a Irak, el padre Naím hablaba de la alegría que tenían todos los cristianos iraquíes, y se refería al Santo Padre como “el padre que va a defender a sus hijos” ante la falta de derechos de la minoría cristiana en Oriente Medio.
Al concluir su testimonio, el padre Naím quiso rezar con los presentes el Padre Nuestro en arameo, el idioma que habló Jesús. El evento tuvo su culmen con la celebración de la Misa, presidida por el padre Naím y acompañado del párroco, P. Juan del Rey, y de toda la comunidad.
Queremos agradecer a John Valdés su crónica detallada del evento. Pulsa aquí para acceder a su página.
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