El fin de semana del 23 al 25 de febrero de 2024, los Montañeros de San Juan de Ávila tuvieron su convivencia anual en la sierra de Guadarrama.
A continuación las fotos del día 24 (marcha, Misa y actividades de la tarde) y los testimonios de Ignacio y Ágata. ¡Gracias por compartir vuestra experiencia!
Ha sido mi primera convivencia como cadete, lo que ha supuesto un gran cambio. Ya no estoy con los de siempre, Dios me ha encargado cuidar y guiar a estos adolescentes (sí, ya son adolescentes) lo que me ha ayudado en mi relación con Dios y me ha permitido crecer interiormente.
«Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos”, ahora es cuando más entiendo lo que Jesús quería decirnos con este versículo, pues aunque los chicos de mi patrulla ya no sean tan pequeños, en ellos he visto grandes virtudes que jamás imaginé. Yo en mi mente, pensaba que debía ser un ejemplo para los chavales, pero me han mostrado, que más bien, somos los mayores los que tenemos que tomar a estos jóvenes como ejemplo, en su sencillez, alegría y fraternidad.
La realidad, es que estos días han pasado muy rápidos y pese al cansancio, ojalá hubiese podido estar mucho más tiempo allí.
Espero que esta victoria de ganar la convivencia, que conseguimos todos en equipo, sea un ejemplo, para que todos juntos crezcamos en el amor de Dios y en el amor al prójimo. GRACIAS.
Ignacio Gorgojo. Cadete patrulla 3
En este 2024 dábamos comienzo a la ansiada convivencia a la que sabíamos que risas y alegría no faltarían y de la mano de la Virgen y del Señor estaba lleno nuestro corazón. Lo que dio comienzo a esta convivencia fue la explicación del lema “Oigo en mi corazón buscad mi rostro”. Frase querida que retumbaría en nuestros oídos y en nuestras almas durante toda la experiencia.
Iniciamos el sábado con el izado, símbolo de amor a la patria y a montañeros. Seguidamente como buenos montañeros que somos no podía haber una convivencia sin una buena marcha que aunque el tiempo no nos acompañara, dado que nevó, eso no nos impidió poder contemplar la gran obra del Señor. En el silencio de cumbres tuvimos la oportunidad de profundizar en nuestro lema y así buscar el rostro de Jesús. De camino de vuelta al albergue pudimos tener un rato para María y rezar por patrullas el rosario. Y para culminar el día con una velada terminamos.
Llegamos al último día de la convivencia en el que a lo largo del día nos esperaban varias actividades muy especiales como por ejemplo una triada y una gymkana que disfrutamos con especial emoción.
Aunque se nos acababa el tiempo de diversión no había mejor manera de terminar una convivencia que agradeciendo en la Eucaristía todos los dones que nos ha brindado durante estos días.
Ágata. Patrulla 4.


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