En este mes de mayo la práctica cristiana tiene que ver con nuestra Madre, como no podía ser de otra forma en su mes.
Según la tradición, la oración del Rosario fue entregada en una aparición de la Virgen María a Santo Domingo de Guzmán cuando andaba ocupado en su tiempo en la conversión de almas. El santo predicando y enseñando a rezar esta oración logró que se propagara rápidamente, convirtiéndose en devoción popular entre los fieles por sus milagrosos resultados.
El Santo Rosario es una oración sencilla que en su recorrido nos va mostrando a Jesús, acompañado por la Virgen, en su sufrimiento, lucha y triunfo en su caminar como hijo de Dios y que nos iluminará en las pruebas de la vida.
Para los católicos el mes de octubre es el mes del Rosario, aun así, por ser oración mariana la presentamos como práctica en mayo, mes dedicado de una forma especial a la Virgen. Se trata de una oración ideal para meditarla con Nuestra Madre y de ofrecer, individualmente o en familia con nuestros hijos y jóvenes, alguno de sus misterios por otra familia de nuestro entorno que tenga necesidad de ayuda divina.
Texto del Evangelio
Entonces se volvieron a Jerusalén, desde el monte que llaman de los Olivos, que dista de Jerusalén lo que se permite caminar en sábado. Cuando llegaron, subieron a la sala superior, donde se alojaban: Pedro y Juan y Santiago y Andrés, Felipe y Tomás, Bartolomé y Mateo, Santiago el de Alfeo y Simón el Zelotes y Judas el de Santiago. Todos ellos perseveraban unánimes en la oración, junto con algunas mujeres y María, la madre de Jesús, y con sus hermanos (He 1,12-14).
Práctica
- Al rezar el Rosario se meditan los misterios Gozosos (lunes y sábados); Luminosos (los jueves); Dolorosos (martes y viernes) y los Gloriosos (miércoles y domingos). Es una oración que se inicia con el ofrecimiento general del Rosario, la Señal de la Cruz, el Acto de Contrición, el Gloria, tres Avemarías, de nuevo el Gloria, el anuncio del primer misterio, el ofrecimiento del misterio, Padre Nuestro, diez Avemarías, al final el Gloria y dos Jaculatorias; se sigue con el siguiente misterio y al concluir el quinto de ellos se reza por las intenciones del Papa (Padre Nuestro, tres Avemarías y el Gloria), las Letanías y la Salve, para concluir con la Señal de la Cruz.
- Reza cada misterio por una intención personal, por ejemplo: por una familia necesitada, por tu familia, por tus amigos, por tus compañeros, por tus sacerdotes y diáconos, por el Papa, por los cristianos perseguidos, por los refugiados, por la unidad de los cristianos, por esa relación que te atormenta, por los que son sometidos a abusos, por los afligidos, por los violentos, por los enfermos, por las almas del purgatorio, por los que nadie reza por ellos, etc.
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