Escritos de San Juan de Ávila:  ¿Quién es el que ha nacido?

Es tiempo de Navidad, tiempo de reflexionar sobre el Niño que ha venido, y que mejor que hacerlo con los escritos de San Juan de Ávila.

Sermón 5 [1], en Obras Completas, BAC (2000), Vol III, pp. 80-86.

Buscar y hallar a Cristo

4. ¿Quién es el que ha nacido? Mucho nos aprovechará saber quién es, para nos aprovechar y para nos despertar a le buscar. ¿Pero echaremos juicios por las estrellas como astrólogos humanos, para saber quién es? No, sino por los divinos astrólogos, por los cuales habla Dios. […]  Este Rey que agora ha nacido trae sobre sus hombros a todos sus vasallos y viene a pagar por ellos. No sé si hay cosa en la vida de Jesucristo tan digna de contemplar como verlo tan chiquito y qué de cargas están sobre sus hombros, qué de maldades, qué de pecados cargan sobre Él, […] Por la salud de sus vasallos nace pobre, y llora, y pasa trabajos, y derrama su sangre […] Y así mirad qué debéis a Jesucristo, que, si os son perdonados todos vuestros pecados, por Él os son perdonados; y si tenéis gracia, por Él os la dieron; si tienen merecimiento y valor vuestros trabajos, por Jesucristo nuestro Señor es.

5. Pues si tanto bien nos viene por Él, razón y justicia es que, pues habéis oído decir que es nacido, que le busquéis y que le conozcáis, que grandísimos son los bienes que, hallándole, ganaréis; y por os despertar a que le busquéis quiero tractar de[l] fructo que sacaremos de le hallar.

San Juan de Ávila. 1746. Pierre Subleyras. Óleo sobre lienzo, Museo de Birmingham. Gran Bretaña

11. No hay cosa que más lastime mi alma como ver que ya ha nacido Dios y que ya ha llorado, y derramado su sangre, y sufrido la muerte con la cruz, y que no haya quien se aproveche de ello […] Esto, pues, ha de obrar en nosotros el saber que es nacido: que nos haga salir a le buscar. Quien no le busca, no le hallará. […] No se engañe nadie, hermanos, que poco aprovecha para hallar a Dios oír misa y dar limosna, si no dejáis la cama de vuestros pecados, etc. Pues para ir a buscar a Dios y hallarle salen los hombres de su tierra y dejan sus casas.

15. Si hay alguno que de veras conoció a Dios, y le perdió, y después le tornó a hallar, entenderá qué gozo es hallar a Dios. Párase la estrella encima, etc. ¿Qué haces, estrella? Si éste es Rey: ¿Qué es de los palacios reales? ¿Qué es de los caballeros? ¿Dónde está la seda y brocados? ¿Qué rey en mesón y establo, acompañado de animales? Si la estrella no los guiara, fuéranle a buscar en la casa más rica. ¡Oh bienaventurada fe de los cristianos! ¡Qué perdido anda el que busca a Cristo sin la estrella de la fe! En lo pobre y más olvidado del mundo está Cristo, […] Si no hay fe, no atinaréis dónde está Dios: que en las lágrimas está la risa, en la pobreza el reino, en la hambre la hartura, el fuego debajo de el agua. ¡Miserables ricos, si sois malos, qué lejos está de vosotros Dios! Para hallar a Cristo, buscad al enfermo, y al pobre, y al olvidado del mundo. Temo que por falta de esta estrella no buscan muchos a Cristo. O se engaña el mundo en buscar riquezas de viles, o Cristo en buscar los pobres. Cristo no puede, etc. ¡Grande es la fuerza de la fe! ¿Por qué creéis que en una Hostia está Cristo? Por la estrella que dice que está allí. […] Esta fe se manifiesta en tiempo de persecuciones y trabajos. Credidit in spem contra spem (cf. Rom 4,18), porque la estrella ansí lo dice, que adonde menos parece estar Dios, está.

17. Pues nosotros, que habemos hallado al Niño, ¿qué le daremos? ¿Habemos de parecer delante de él sin dones? No hay ninguno que no tenga que ofrecer, pues a sí mesmo se puede todo quemar en holocausto. […] El amor en las obras es el meollo, el tuétano. Y ansí seremos recibidos de Él aquí por gracia y después por gloriaquam mihi et vobis praestare dignetur Iesus Mariae Filius, qui cum Patre [etSpiritu Sancto vivit et regnat in saecula saeculorumAmen.

VILLANCICO QUE DICEN DE SAN JUAN DE ÁVILA

Sepan todos
que nuestro Dios es amor.

Fuego tiritando en hielo,
fría noche de Belén,
¿quién en el establo, quién
llora con tan dulce duelo?
Llanto en la tierra es del cielo,
niño llanto embajador
de nuestro Dios que es amor.

Cuando entre pajas te veo
de amor dulce tiritar,
sé que solo tu deseo
es ser amado y amar.
La tierra vino a incendiar
tierno fuego abrasador
de nuestro Dios que es amor.

Verte envuelto entre pañales
misterio de amores es;
no buscar propio interés
son de tu amor las señales.
Del pesebre en los umbrales
tiembla gélido el calor
de nuestro Dios que es amor.

Y la Madre con cariño,
cuando te ve en el portal,
te abraza, su tierno Niño,
te adora, Dios celestial.
Madre siempre virginal,
luz que grita con ardor
que nuestro Dios es amor.

Fuente: http://sanjuandeavilaconferenciaepiscopal.es/

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