El pasado fin de semana del 15 al 17 de marzo de 2024 los jóvenes profesionales tuvieron un fin de semana de convivencia. Andrea ha querido compartir su testimonio ¡Gracias!
TESTIMONIO.
Es todo un regalo poder ir a la convivencia que se organiza cada año. Son unos días preciosos para estar más tiempo con el Señor y compartir con la comunidad que Él me ha dado.
Comenzamos esta convivencia con la Santa Misa para poner en las manos del Señor estos días y poder abrir el corazón a todo lo que nos quiera dar. Después de la cena, tuvimos una divertida velada.
Al día siguiente, después de encomendar nuestro día, los organizadores de la convivencia prepararon una gynkana deportiva con diversas actividades. Fue una mañana llena de competencia sana y risas, e incluso, algunos pudimos descubrir ciertos talentos ocultos. Además, nos hizo buen día, que eso siempre empuja a disfrutar aún más de las actividades al aire libre.
Después de esta mañana energética, llego el momento del congreso. Es una ocasión en la que algunos miembros del grupo preparan un tema determinado y se lo exponen al resto. Para mi siempre es una oportunidad de aprendizaje y formación. Este año el tema fue “La Comunión”. Descubrí que la comunión va mucho más allá de formar una comunidad y comulgar todos juntos. Eso está bien, pero no podemos quedarnos ahí. Debemos tener una preocupación real y sincera por aquellos que conocemos y por los que no conocemos. Nuestra vida no se puede limitar a lo que sé, a lo que conozco, debemos ir más allá. Dar a conocer el amor de Cristo no es una obligación, es nuestra vida, por eso somos cristianos y debemos anhelar el cielo y procurar que los demás también lo anhelen. Todos estos pensamientos los pude poner delante del Santísimo en la Hora Santa y me ayudo a clarificar algunas cosas. Terminamos el día viendo una película todos juntos.
El último día de esta convivencia comenzó con un pequeño retiro. El padre Rafa nos dio unos puntos para meditar delante del Señor. Para mí, esta mañana fue importante porque me ayudó a valorar el tiempo que queda de Cuaresma, y a preparar el corazón para la Semana Santa. Caí en la cuenta de que no puedo seguir a Jesús sin acoger mi cruz. Todo esto lo puse en manos de Nuestra Madre, para que ella nos guiase y para que todas las gracias que hemos recibido en estos días las guardemos en nuestros corazones y aprendamos a cuidar del gran don que Dios ha dado, que es Cristo.
Andrea
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