Primeros testimonios y fotos de la JMJ

Como todos sabéis, 90 jóvenes de la parroquia han participado en la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Después de una primera etapa en Tui (Pontevedra) donde se celebró un gran encuentro diocesano del 27 de julio de 2023 al 31 de julio, los jóvenes se trasladaron a Lisboa para encontrarse con el Papa.

A continuación dos testimonios y unas cuantas fotos de los chicos. ¡Gracias por contarnos la experiencia!

Testimonio de Alberto Malmierca (Grupo de Universitarios)

Antes de empezar me gustaría darle gracias a Dios por haber vivido estos días y por poder ver cómo ha ido actuando en cada uno de nosotros.

Los primeros días de Tuy fueron imprescindibles porque pude entender la importancia de vivir bien la JMJ. Después de un año un poco más alejado de Dios de lo normal y después del campamento de Montañeros del que tengo la suerte de ser jefe de patrulla, me di cuenta a través de la hora Santa y el Rosario de antorchas de que el Señor pedía mucho más de mí y que sabía que podía entregarme más a los demás.

Ya en Lisboa decidí confiar en el Señor, salir de mí mismo y dejar la soberbia de lado para poder acercarme más a Él y hablé con muchas personas, recibiendo consejo para ver cómo podía conseguir esto y vi como Dios me hablaba a través de cada uno.

Con todo esto, los momentos de oración, las homilías y los encuentros con el Papa, saqué de conclusión que debo ser testigo de Dios en la Tierra, que hablo más de Dios mediante acciones y formas de vivir que mediante palabras y que tengo la suerte y la responsabilidad de que hay muchas personas que me ven como un ejemplo y es el momento de darles lo que he estado recibiendo yo a lo largo de los años y, especialmente, en esta JMJ.

Alberto

Testimonio de Mariam Peligros (Grupo de Universitarios)

Esta Jornada Mundial de la Juventud (mi primera JMJ) ha sido una experiencia llena de gracias, emociones y mucho amor.

Antes de ir, hablamos un poco de nuestra disposición para la JMJ y lo que esperábamos de ella. Yo no tenía ninguna expectativa, solo sabía que quería dejar a Dios ser Dios y disponer el corazón para lo que Él quisiera decirme o pedirme.

La primera parte, el encuentro de la diócesis en Tui (27-31 de julio), fue un tiempo de familia, de recogimiento, cuidado y cargar pilas para Lisboa.

Todos los días teníamos misa con el resto de la diócesis, lo que aumentaba la comunión entre nosotros. Somos, como diría nuestro párroco: “Bros en la fe”.

También tuvimos varias charlas o catequesis de nuestro señor obispo, de las cuales una me tocó especialmente y me abrió los ojos: “el Sí de María cambió la historia.” Nuestro Sí a Dios (o nuestro No; el pecado), cambia nuestra historia también. Y cómo hay que decir que Sí a Dios todos los días de nuestra vida, no solo cuando es fácil hacerlo, porque cuando abrimos el corazón al Señor, Él cambia mi historia y la historia del mundo.

También el taller de Rebeca fue una gran luz. En él nos explicó que la oración es una relación con la persona viva que es Jesús y que consiste en olvidarte de ti y amarle a Él.

Algo que me gustó mucho de Tui y me pareció muy útil fueron las conferencias que nos dieron sobre temas actuales como la paternidad, la pornografía y la cultura trans, que me ayudaron a formarme una opinión cristiana de ellos.

Con las pilas cargadas y el corazón dispuesto partíamos el 31 de Julio, rumbo a Cascáis.

Comienza la segunda parte de esta peregrinación, la parte de Lisboa. En esta parte del viaje ya se iba notando el retraso de sueño y las emociones estaban más a flor de piel. Y es justamente por ello por lo que fue la más dura y la más bonita a partes iguales. Experimentamos en nuestra propia carne como Dios te quita a ti para darse Él. También tuve la suerte de ver el amor de Dios a través de las personas que ponía a mi lado y me permitió cuidar de un grupo pequeño, en el cual recibí más de lo que tuve oportunidad de dar.

En Lisboa pudimos apreciar la cantidad de personas a las que les mueve el amor a Dios, y fue muy bonito el sentirse unido a gente de la otra punta del mundo por algo que es más grande que todos nosotros. E incluso, rodeados de gente como estábamos, fuimos capaces de cuidar también la comunión parroquial y tener momentos de hacer parroquia.

Por último, mencionar que la emoción que experimenté al ver al papa en persona por primera vez es indescriptible. Era imposible no quererle, tan mayor y tan malito como sabíamos que se encontraba pero ahí estaba, dando la cara y hablándonos a millones de jóvenes con sed de Cristo, con sed de dar más y de ser más en este mundo que se contenta con dar lo justo. Hablándonos de no tener miedo a amar (rodeados de miedo al compromiso) y de ser una alegría misionera.

Nada de esto habría sido posible sin la organización de Dani y Abril, y sin la responsabilidad espiritual de Jaime, Tin, Rafa, Rebeca y Enrique; que su sola presencia es el símbolo del amor de Dios por cada uno de nosotros.

Mariam

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