Peregrinación de los jóvenes a Covadonga. Julio 2018

Miguel, uno de los jóvenes peregrinos nos cuenta su experiencia.

“…escuchar los deseos que Dios pone en el corazón y decirle sí sin ningún miedo pues es Dios quien llama.”

16 jóvenes de la parroquia hemos peregrinado acompañados del párroco Juan, el vicario Tin, el seminarista Joselu y la consagrada Elena, desde Gijón a Covadonga, donde además tuvimos unos días de convivencia y oración, del 19 al 27 de julio, en el marco de Año Jubilar de Covadonga.

Anduvimos durante tres días (20, 21 y 22) desde Gijón hasta Covadonga, parando en Villaviciosa y en Sebares, pueblos donde fuimos muy bien acogidos por los párrocos. Allí pudimos celebrar la Misa con los fieles de los pueblos y en Villaviciosa también con una pequeña comunidad de Clarisas. Esos días caminamos unos treinta kilómetros por jornada y pasamos por bosques, carreteras, caminos con barro y charcos, arroyos y prados.

Cuando llegamos a Covadonga pudimos poner nuestras vidas a los pies de la Virgen. Continuamos unos días allí, en los que tuvimos una mañana de retiro, un coloquio a partir de la película Crash, que habla de cómo las vidas están entrelazadas, y varios días celebramos la Misa y tuvimos ratos de oración en la Cueva de la Santina de Covadonga. Esos días contamos con la ayuda y compañía de Álex y Laura, que hicieron el servicio de cocina. Además, hicimos el descenso del Sella en canoa, nos divertimos en las veladas y tuvimos momentos para formarnos sobre el Corazón de Cristo y la intimidad de Dios.

El día 25 se llevó a cabo un congreso sobre el arte de la vida en el que cada uno expuso un tema que se había preparado. Se trató sobre la narrativa, la imaginación, la Creación, los Sacramentos, la belleza de las virtudes, de la castidad, de la diferencia sexual, de la fecundidad, y sobre la educación, el ocio, la comida, las nuevas tecnologías, el noviazgo y matrimonio, y la educación de los deseos.

También aprovechamos un día para hacer una marcha por los Picos de Europa. Durante los caminos pudimos aprender a valorar los regalos que da Dios a través de los demás.

En los ratos de oración meditamos la llamada de Cristo Rey, la pobreza y la vez tesoro de María en Belén, la obediencia y humildad de María en Nazaret y la escucha de María como discípula de Jesús.

En el viaje de vuelta, hicimos una visita a las Clarisas de Cantalapiedra, quienes dieron un precioso testimonio de felicidad en su entrega a Dios. Nos aconsejaron para vivir bien la comunidad pedir perdón y ver al otro como una necesidad y un tesoro; y escuchar los deseos que Dios pone en el corazón y decirle sí sin ningún miedo pues es Dios quien llama.

Miguel.

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