En este cuarto sábado de cuaresma nuestro seminarista Rafael comparte con todos nosotros su meditación para el día de hoy.
Sábado IV Cuaresma (28 – 03 – 2020)
“Jamás ha hablado nadie como ese hombre”
Curioso. Estas palabras sobre Jesús están dichas por aquellos guardias que habían sido enviados para prenderle. Sin embargo, decir esto requiere sólo una cosa: escuchar a Jesús. Para ello, tres pasos:
Hacer silencio. Había muchas discusiones entorno a la figura de Jesús en aquellos días. Cada cual creía que lo sabía todo y que podía resolver la cuestión por sí mismo. Quizá los guardias, unos “mandados”, eran los que más sencillo lo tuvieron para guardar silencio. Puede que también nos venga bien a nosotros, en medio de la confusión que reina en el ambiente, buscar el silencio, exterior e interior.
Mirar al que habla. Tantas distracciones, tantos entretenimientos, tantas noticias… En definitiva, tantísimo perder el tiempo. Los guardias sólo tenían un objeto de atención: Jesús. Nosotros, con todas las ofertas de entretenimiento de estos días podemos alejarnos de la realidad. También, con tantas noticias, podemos perder la esperanza. Es necesario retirar obstáculos y fijar la mirada en aquel que da sentido a este tiempo y puede llenarlo verdaderamente. Darnos el tiempo suficiente para mirarle sólo a Él.
Abrir el oído. Quizás sea lo más difícil. Significa abandonar mis ideas, posiciones, criterios… Y así abrirme al otro. ¿Qué habría sido de aquellos “poderosos” judíos que maquinaban su muerte si hubiesen abierto los oídos a Jesús?, ¿qué sería hoy de todos aquellos que ponen sus intereses por encima de la vida de las personas?, ¿qué sería de mí, que necesito tantísimo ser renovado por dentro?
Por eso, detente hoy,haz silencio, mira a su Cruz y escucha su Palabra. Sólo Jesús puede dar respuesta, sólo Él es capaz de entrar en tu corazón, llenarlo de estupor, y hacerte exclamar: “Jamás ha hablado nadie como ese hombre.”
Rafael, seminarista
Descargar: Meditación sábado IV de cuaresma.pdf
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