Hoy primero de mayo nuestro seminarista Rafael comparte con nosotros su meditación.
Viernes III Pascua (S. José obrero)
“¿Cómo puede este darnos a comer su carne?”
La pregunta de los judíos parece una mezcla de incredulidad y extrañeza. Si nos parásemos en serio a pensar en ella… Pero nosotros, con la de veces que hemos ido a Misa y que hemos comulgado, puede que esto se nos haya olvidado. Por eso, creo que hoy sería bueno regresar a esta pregunta, y pedirle al Señor que nos devuelva el estupor que alguna vez sentimos, y que quizá hayamos perdido, por el don inmenso de la Eucaristía, ¡la misma carne y sangre del Hijo de Dios!
Sólo partiendo de esta pregunta, de este asombro, pueden cobrar algún sentido para nosotros las palabras de Jesús: “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día.” “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. “El que come este pan vivirá para siempre.” Si dejo reposar en mí estas palabras, en medio del camino desértico de estos días, Jesús puede abrirme los ojos, como a Pablo, y despertar en mí el hambre de comer su carne.
Hoy, además, celebramos a San José obrero, que trajo el pan a la Sagrada Familia y enseñó a Jesús a trabajar. Podemos contemplar como viviría en aquella santa casa, y pedirle que nosotros vayamos aprendiendo a vivir nuestras tareas cotidianas, especialmente el trabajo (o el estudio), en torno a la Eucaristía. Es decir, ofrecidas con Cristo y, por él, con él y en él, dando vida al mundo.
Rafael, seminarista
Descargar: Meditación_III_Viernes_Pascua. San José obrero
Puedes leer también:
Meditación Jueves III de Pascua 30-4-2020: Fijémonos en María