Meditación. Jueves V Cuaresma (2 – 4 – 2020)

NUESTRO SEMINARISTA ANTONIO COMPARTE HOY, QUINTO JUEVES DE CUARESMA LA MEDITACIÓN PARA EL DÍA DE HOY.

Jueves V Cuaresma (2 – 4 – 2020)

“Lo vio, y se llenó de alegría”

Un padre transmite a sus hijos lo que ha recibido. Pero ¿Qué es antes, la gallina o el huevo? Si te detienes a ver tu vida, descubrirás que todo te ha sido dado: tu vida, tu familia, tu fe… Todo es gracia y proviene del mismo padre, del Padre. Entonces, seguimos siendo hijos. ¿Cómo? ¿A mis 95 años soy hijo? ¿De quién?

La fe en el Hijo de Dios implica creer que, por Jesús, se nos abre la puerta a formar parte de una misma familia, de la Iglesia. Cada uno es hijo, y vive en la confianza y la obediencia. Confianza, en un Padre que nos lo da todo: la vida, la fe, el amor… Porque nada de esto es obra tuya. El padre da, el hijo recibe. Y obediencia, a la voluntad que Dios tiene para ti.

En la Pascua renovarás tu bautismo, tu deseo de ser cristiano. Dios te hizo una promesa en la que manifestaba un plan para ti. “Serás padre de muchedumbre de pueblos […] te haré fecundo sobremanera”. Todo lo que aprendes como hijo de Dios te prepara para ser padre. Padre de tus hijos a los que transmitirás la fe que recibiste, padre de tus familiares, de tus amigos, de tus conocidos que por ti recibirán a Jesucristo, la palabra
hecha carne, y les engendrarás a la vida, porque “quien guarda mi palabra no verá la muerte para siempre”.

Abrahán, como hijo de Dios, fue llamado a ser padre y su filiación se propaga a través de la herencia de la fe, nosotros, preparándonos para el cielo. A él se le dijo: “guarda mi alianza, tú y tus descendientes en sucesivas generaciones”. Él, como hijo, obedeció, aceptó la voluntad de Dios, “saltaba de gozo pensando ver mi día; lo vio y se llenó de alegría”. Jesús, el Hijo de Dios, aprendió sufriendo a obedecer, y nos llenó con la alegría de la Resurrección. Y Tú, como hijo de Dios, pregúntate ¿obedezco a Dios? ¿estoy haciendo su voluntad?

Antonio, seminarista

Descargar: Jueves-V-Cuaresma 02-04-2020.pdf

La vuelta del hijo pródigo. Francesco Bassano, hacia 1570. Óleo sobre lienzo, 147 x 200 cm. Museo del Prado, sala 040.

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