Cómo todos sabéis, del 24 al 27 de abril de 2025, un grupo de 17 jóvenes de la parroquia acompañados por 6 adultos, entre los que se encuentra nuestro diácono Enrique, visitaron Roma y participaron en el Jubileo de Adolescentes.
Han querido compartir con todos nosotros sus fotos y sus testimonios ¡Gracias!
Ganar el jubileo con los adolescentes de SJA llegó a mi vida de forma inesperada, pero algunos dirían que de forma providencial.
Ya la planificación estuvo cargada de incógnitas y contrariedades, pero la confianza en que se trataba de un plan de Dios, me daba fuerzas para perseverar. El Señor es misericordioso y nos ha demostrado con creces su Amor cuidándonos con muchos detalles, para que lo importante que Él quería para nosotros, se cumpliera.
En mi corazón guardo muchas experiencias con grandes aprendizajes, porque no es más el discípulo que el maestro: si Él sufrió ¿qué esperábamos nosotros? no hay gloria sin Cruz.
Cuando los planes se desbarataban, sólo cuando hacíamos un acto de abandono, lo que habíamos descartado como improbable, acababa arreglándose de una forma jamás pensada por ninguno. Es necesario organizar, pero al final, todo está en manos de Dios.
Muy agradecida con D. Enrique Aguiló párroco de San Josemaría de Roma, por sus colmadas atenciones, como los bocadillos que nos alimentaron en la inmensa cola para despedir al Papa Francisco; con nuestro diácono Enrique, del que tengo la imagen del buen pastor al frente del grupo; con Eva, Marina, Israel y Marina Jr ejemplos de servicio, paciencia, entrega, acogida y abnegación.
En especial muy agradecida a los 17 adolescentes con los que he disfrutado y aprendido mucho. Recorrimos 50 km andando en tan sólo 3 días, y lejos de quejarse, ellos han sido Cristo que pasa para otros peregrinos que hemos encontrado en nuestro camino: Sus canciones, la forma de quererse unos a otros, rezando el rosario en el metro y por las calles y dando un ejemplo de piedad al cruzar las puertas santas, que ya quisieran muchos. Son jóvenes, sí, pero me han demostrado ser la esperanza de esta sociedad.
Cristina del Castillo.
El jueves 24 de abril me levanté muy emocionado porque esa tarde me iba a Roma, como peregrino, para participar en el Jubileo de los adolescentes. Cuando me quise dar cuenta estábamos ya en el aeropuerto. El vuelo fue genial y llegamos a la parroquia de San José María, antes de lo previsto y sin problemas.
El viernes al despertarme estaba bastante cansado, pero le pedí al Señor que me diera fuerzas para vivir bien ese día. Yo pensaba que no me las iba a dar, pero para mi sorpresa, sí que me las dio.
Después de caminar un buen rato, coger varios metros y esperar un rato en la fila, pudimos entrar en San Pablo Extramuros. Me hacía mucha ilusión porque justo a este santo le debo mi nombre. En esta basílica noté como Dios me llamaba y me pedía que vaya más a misa y que preste más atención cuando asista.
Me pasó algo parecido en las demás basílicas, en las cuáles quedé además, quedé fascinado por su belleza (aparentaba estar en el Cielo).
Al pasar por las cuatro Puertas Santas, hemos podido ganar cada uno cuatro indulgencias, la primera para nosotros, y con las tres restantes, hemos podido ayudar a muchas almas del purgatorio.
Aparte de esto, también quiero compartir que me lo he pasado genial con todos los demás del grupo, sobre todo jugando al Aquafútbol (deporte inventado por nosotros que consiste en jugar al fútbol mientras nos duchábamos al aire libre, en las duchas portátiles que el párroco de la parroquia que nos acogió, montó para nosotros).
Por último, me gustaría agradecer a todos lo que han hecho posible este viaje, en especial a d. Enrique, el párroco de S. José María, que fue tan bueno con nosotros.
Pablo.

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