Escritos de San Juan de Ávila. ¿Por qué desposada la Virgen con San José?

San Juan de Ávila en su Sermón 75 nos lleva a reflexionar sobre la figura de San José como esposo de la Virgen. Veamos con interés que nos dice.

Exordio.

No cupo, pues, en la boca de la Virgen decir mal del santo Josef; mas decir muchos bienes de él, y honrarlo, y desear que todos dijesen bien de él, y agradecerlo a quien lo dijese. Cierto es así, que, si por nosotros no queda, tenemos muy cierto el favor de Jesucristo nuestro Señor y de su Madre bendita, para saber contar las grandezas de este bienaventurado Santo; pues así como todo lo que se dice en alabanza de la Virgen bendita, dice San Jerónimo que resulta en honra de Jesucristo nuestro Señor, su Hijo bendito, así todo lo que se dijere en alabanza del santo Josef resulta en honra de Jesucristo nuestro Señor, que lo honró con nombre de padre, y de la Virgen Santa María, de la cual fué verdadero y castísimo esposo. El Señor querrá que su santo ayo sea honrado, y la Virgen que digamos bien de su esposo; y El y ella lo agradecerán, y copiosamente galardonarán. Y así porque conviene a la honra de Dios como por ganar tal galardón, comenzaremos esta santa historia en alabanza de este glorioso santo esposo de la Virgen.

Tribulación de San José.

Tornemos a nuestros santos desposados, María y Josef. ¡Qué ricos, qué honrados, qué ensalzados en el acatamiento de Dios, ella con tal Hijo y él con tal esposa y con ser ayo del Hijo de Dios! Y tras esto viene que Josef vió a nuestra Señora estar preñada, por tener su seno crecido; de lo cual recibió tan grande alteración y tristeza entrañables, cual no se puede decir. ¡Oh bienaventurado varón, y de cuántas angustias es tu corazón combatido! ¡Y cómo Dios te ha lastimado en las mesmas niñas de tus ojos, pues ves preñada a tu esposa, y nunca has llegado a ella, ni pensaste llegar; porque ella y tú entrambos tenéis hecho voto, de común consentimiento, de guardar virginidad por toda la vida! Estaba el santo varón como fuera de sí, y por una parte viendo lo que veía y por otra parte acordándose de la bondad de esta Virgen y de las grandes señales
que de sí daba para ser creída.

San Juan de Ávila. 1746. Pierre Subleyras. Óleo sobre lienzo, Museo de Birmingham. Gran Bretaña.

…Segunda: porque José fuese su guarda

Mucho hay que admirar de la providencia y consejo de Dios en dar al santo Josef por guarda y amparo de la fama de la sacratísima Virgen nuestra Señora, pudiendo El guardarla por otras muchas maneras; mas mucho más hay que admirar de otra segunda causa por la cual Dios se lo di ó por e sipos o; conviene a saber, para que fuese el santo Josef guarda de la mesma persona y, castidad de la sacratísima Virgen nuestra Señora. De guarda se dice que proveyó el Señor cuando desde la cruz mandó a San Juan que tuviese cuidado de la bendita Virgen María; y en guarda fué dado el santo Josef a la mesma Virgen bendita, pues fué dado por marido suyo. ¡Quién no se admirará de la alteza de tal consejo! ¡Encomendar la guarda a un hombre, de una cosa tan particularmente metida en el corazón del Señor y guardada de El! Si la Virgen bendita fuera de aquellas de quien la Escritura dice: En tu hija pon mucha guarda, y en otra parte dice lo mesmo de la hija que es deshonesta, parece que fuera conforme a razón dar hombre que guardase la castidad de la mujer que estaba en peligro. Mas si esta Virgen bendita no era inadvertida, sino velaba sobre sí mucho mejor que Esaías y Habacuc, cuando cada uno de ellos decía: Yo estoy en vela sobre mi; y si el Señor guarda las ánimas de sus santos, como dice David, y si el Señor dijo a Abraham: Yo seré tu guarda dondequiera que fueres; y si tiene Dios puestos sus ojos y corazón en esta Virgen bendita muy mejor que en el templo de Salomón, pues él figuraba a ella, y está el Señor tan atento a guardar esta su casa y ciudad, que ni se duerme ni se descuida un solo punto, porque la estima en más que toda criatura en tierra y cielo, muy sobrada parece la guarda del hombre para quien es tan guardada de Dios, que con mucha más razón se puede llamar Samaría, que quiere decir guarda de Dios, pues está mejor guardada por la Providencia divina, para que ni le haga mal el sol de día ni la luna de noche, que la provincia de Samaría, que se llama guarda de Dios por tener a una parte la tierra de Judea y a la otra la de Galilea, por las cuales partes acostumbraban a venir los enemigos.

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Escritos de San Juan de Ávila:

El sueño de San José. Vicente López Portaña 1805. Óleo sobre lienzo, 187 x 118 cm. Museo del Prado. No expuesto.