Los Montañeros de la parroquia estuvieron de campamento en Saravillo entre los días 2 y 13 de julio de 2024. Ahora, con los chicos en casa, es tiempo de revisar las fotos y compartir los testimonios.
¡Gracias Nuria y Raúl por vuestros testimonios!
Las fotos corresponden a los días 2 a 5 de julio.
Este campamento ha sido una gran bendición, montañeros es la niña de los ojos del Señor.
Estos días de convivencia nos han permitido ver al Señor en todo: despertando, literalmente, rodeados de montañas hechas por y para nosotros, los silencios de cumbres a cada cual más bonito, los días de deporte en los que descubres a gente nueva que son un regalo de Dios, en tu patrulla, en la carpa-capilla que te permite entender mejor las escrituras, en todo.
Este ha sido el último campamento de mis niñas y ver cómo han crecido tanto en madurez como en amor a Cristo a lo largo de los años ha sido precioso. Han hecho un campamento muy bueno, ves cómo se esfuerzan y se quieren entre ellas, como viven al máximo cada momento disfrutando y valorando todo de una manera especial.
Incluso el tiempo ha sido estupendo, hasta de la tormenta Dios ha sacado algo muy bueno. Los mayores del campamento pudimos dormir en un albergue el último día de peregrinación cogiendo así fuerzas para visitar a nuestra Madre, la Virgen.
Por último, la llegada a Lourdes fue impresionante. Después de habernos pasado horas caminando, el último tramo cuando ya entrábamos en el santuario ni el macuto pesaba. Ver a tantos enfermos acudir a María ha sido conmovedor, ves que la fe no está muerta, todo lo contrario, está viva y fuerte.
Por Cristo, por María y por España.
Más, más y más.
Nuria, jefa patrulla 2
Este ha sido mi último campamento como acampado y ha sido un regalo inmenso del Señor. La pereza o nuestras preocupaciones son las típicas cosas que no ayudan a que podamos entrar de lleno en el campamento. Es por eso que antes de que empezase todo, le pedí al Señor que me ayudase a cargar con mi cruz y le siguiese hasta donde él me quiera llevar.
La patrulla 1 llegamos los primeros a Saravillo junto al padre Jaime y de primeras toca terminar de montar las tiendas de campaña y terminar de colocar las cosas que traíamos. Simplemente con llegar y ver lo precioso que era el paisaje se me fueron mis preocupaciones y me entraron las ganas de vivir de veras el campamento.
Este campamento me ha ayudado a darme cuenta del valor que tienen las amistades que hacemos en el camino, sobre todo de la patrulla. Crecer en la fe a su lado y darnos cuenta de lo bien que hace Dios las cosas. Ofrecernos a los demás, olvidarnos de lo que nos gustaría hacer y cumplir con lo que toca. Teníamos que no dudar en amar al Señor y ser un buen ejemplo a seguir.
Por desgracia, se me inflamó la rodilla y no pude subir el Ibon con el grupo, sin embargo, me ayudó a entender el lema del campamento: “y vio Dios que era bueno”. Por muchas ganas que tuviese de subir el Ibon, si Dios permitió que no pudiese ir, seria por algo, y desde entonces empecé a buscar las gracias de Dios en todas las cosas que ocurrían.
Después de la última marcha de grupo en el Collado de San Miguel, disfrutamos de 2 días de campamento en los que pudimos descansar, reponer fuerzas y prepararnos para la peregrinación a Lourdes. Nunca había tenido la suerte de visitar Lourdes, y ahora la tenía, pero la pereza volvió a salir. Tres días y dos noches fuera nos esperaban, pero no era capaz de ver el inmenso regalo que me tenía preparado el Señor.
Comenzó la peregrinación y le pedí al Señor que de nuevo me ayudase a cargar con mi cruz, hasta que llegamos a un lago en frente de un collado y pudimos bañarnos en él. El siguiente día subimos hasta los 2500 metros de altura y bajamos hasta el Tourmalet y pasamos la noche en un albergue. El campamento llegaba a su fin y tocaba empezar la última etapa de esta peregrinación, en la que preparamos nuestro corazón para visitar a nuestra Madre, y ofrecerla nuestro cansancio, nuestras preocupaciones y agradecerla por todo lo vivido estos días. Nada más llegar pudimos arrodillarnos, mientras llovía, y mirando a nuestra Madre la Virgen, tocaba ofrecerle nuestra vida.
Gracias Señor por haber pensado en mi para pertenecer al grupo de Montañeros, por toda la gente que he conocido por el camino, por todas las gracias que has puesto en mi vida y por ver que todo era bueno.
¡Por Cristo, por la Virgen y por España, más, más y más!
Raul, patrulla 1
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