Nuestra Peregrinación a Tierra Santa – Maxiel y José Ramón

Maxiel y José Ramón, el matrimonio que ha realizado la peregrinación a Tierra Santa junto con los jóvenes este mes de julio de 2019, ha querido compartir con toda la parroquia su experiencia. ¡Muchísimas gracias! ¡Es un lujo que nos deis vuestro testimonio!

Nuestra preparación para la Peregrinación empezó como una continuación a la que hicimos el año pasado al Camino de Santiago, pero no fuimos conscientes de lo que significaba hasta que pisamos Tierra Santa.

Desde que aterrizamos en Israel, El Señor no hizo más que llenarnos de regalos (una inmigración fácil, camas en el albergue, leche para el camino, multiplicación de panes…. y miles y miles de regalos espirituales), pero es verdad que hay que llegar preparados para poder verlos.

Nuestra primera visita fue a La Virgen en el Monte Carmelo y dos grandes Santos nos dieron el ‘abreboca’ de lo que significa Peregrinar.

Al día siguiente, recibimos más regalos de La Virgen en su casa en Nazaret y vivimos lo que pienso fue la marca de la peregrinación: el Sí humilde al Señor, siempre confiando en Él. Al final de ese día, en el Primado de Pedro, otro regalo más: ver como si Confías, el Señor premia tu trabajo y te espera siempre con un regalo; el nuestro: un baño flash pero reconfortante en el Mar de Galilea.

Y como empezamos peregrinando con el Sí de María, el viaje continuó con varias renovaciones, regalo y ejemplo para todos: La renovación de las consagraciones a La Virgen, el bautismo, la renovación de nuestro Sí de hace 13 años tras el cual vinieron Alex y Gabriel y que hemos visto como un regalo de ejemplo para los demás; el Sí de entrega de Juan y de Tin que genera tantas bendiciones, y la renovación de tantos “Sí” que damos en nuestro día a día.

Cada parada que hacíamos, cada oración y momento con el Señor nos ayudaba a crecer en el camino y a disfrutarle día a día. Los días pasaban o por grandes momentos muy intensos, en el que era imposible no vivir al Señor y en aquellos en el que pasaba sutil, como una brisa caminando por el Mar de Galilea.

Podríamos escribir páginas y páginas de cada momento vivido en la Peregrinación, pero nos gustaría cerrar nuestro resumen dando las GRACIAS a nuestros jóvenes maravillosos por acogernos y permitirnos vivir desde la alegría, durmiendo en el suelo y comiendo bocatas que se multiplicaban, los regalos que nos da Dios. Viajábamos a Tierra Santa con nuestro rol de padres, pero muchas veces nos hicimos pequeños porque aprendimos muchísimo de vosotros.

Gracias miles a Juan y a Tin, porque somos muy afortunados de teneros y porque nuestra Peregrinación no hubiera sido la misma sin vuestro Sí para traernos al Señor.

Gracias también a nuestra familia inmensa que es la Parroquia, por ayudarnos en tantas y tantas cosas y porque vuestras oraciones se sentían en cada momento, vosotros también estábais en las nuestras.

Sentados en el Muro de las Lamentaciones y en la cueva de Belén, nos dimos cuenta de que los cristianos somos muy afortunados, contamos con Sagrarios para visitar y hablar con Dios y podemos tener dentro de nosotros a ese Niñito que nació en Belén cada vez que comulgamos, por lo que cerramos dando GRACIAS a Dios por todo su amor.

Maxiel y José Ramón.