Consagración de España al Sagrado Corazón de Jesús

El pasado domingo 30 de junio de 2019, dos días después de la solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y 100 años después de la consagración de España al Corazón de Jesús, un grupo de peregrinos de la parroquia nos sumamos a los que llegaron de toda España para renovar dicha consagración.

Nos dirigimos al Cerro de los Ángeles que además de centro neurálgico de nuestra diócesis es el centro geográfico de nuestra nación.

La multitud era tal que habían habilitado los aparcamientos y pinares de abajo para los que no tenían acreditación, aunque como nuestros organizadores nos la habían conseguido, pudimos estar en la explanada sentados (e incluso conseguimos un sitio con sombra).

Durante la espera ya nos dimos cuenta de la magnitud del evento, se calcula que unas 12.000 personas, unidos entorno a un mismo Corazón.

Al comienzo de la Santa Misa empezamos con la broma del gran protagonismo de nuestros monaguillos y seminaristas, y es que hay que dar gracias a Dios por la riqueza que todos ellos aportan en nuestra parroquia y, en días como hoy, a toda la Iglesia.

La Misa estuvo presidida por el arzobispo-cardenal de la provincia eclesiástica de Madrid, D. Carlos Osorio, la primera alocución correspondió a nuestro obispo D. Ginés García y la explicación final por nuestro obispo auxiliar D. José Rico. En la homilía el cardenal vinculó la consagración de nuestra nación a la pregunta de quién es nuestro prójimo.

Tras la Misa, pasamos directamente al acto de renovación de la consagración. En una oración leída por todos los presentes, renovamos la Consagración de España al Corazón de Cristo.
Pero la consagración no es un acto “de boquilla” es un acto que compromete a todo nuestro ser y se manifestó en la adoración eucarística que realizamos a continuación.

Cerramos el acto con un estallido de vivas al Sagrado Corazón, a Jesús Sacramentado, al Inmaculado Corazón de María, a España… mientras que empezaron a agitar las banderas que llevábamos.

Y para que pudiéramos hacer más fiesta y aguantar la espera de los autobuses, los organizadores nos repartieron bocadillos y refrescos. Que Dios bendiga a todos los voluntarios.

Nuestro obispo don Ginés pudo estar unos minutos con nosotros, con lo que pudimos mostrarle el aprecio que sentimos.

En definitiva ¿qué fuimos a hacer al Cerro? ¿Ver una caña agitada por el viento? No, fuimos a introducir todas nuestras vidas en el Costado de Cristo y ahí dentro disfrutar de su Divina Misericordia.
Juan Carlos.

Oración de la renovación de la Consagración de España al Corazón de Jesús

Señor Jesucristo, Redentor del género humano,
Sacerdote eterno y Rey del Universo:
nos dirigimos a tu Sacratísimo Corazón con humildad y confianza,
con reverencia y esperanza, con profundo deseo de darte gloria, honor y alabanza.

Señor Jesucristo, Salvador del mundo,
al cumplirse el centenario de la consagración de España a tu Sagrado Corazón,
los fieles católicos volvemos a postrarnos en este lugar
donde se levanta este trono de tus bondades,
para expresar nuestra inmensa gratitud por los bienes innumerables
que has derramado sobre este pueblo de tu herencia y de tus predilecciones.

Señor Jesucristo, Hijo de Dios Vivo,
te alabamos por el amor que has revelado a través de tu Sagrado Corazón,
el cual, traspasado por nosotros, es fuente de nuestra alegría
y manantial del que brota la vida eterna.

Reunidos en tu Nombre, que está por encima de cualquier otro nombre,
renovamos la consagración que fue hecha aquí hace cien años
a tu Sacratísimo Corazón, en el cual habita la plenitud de la
verdad y la caridad.

Al renovar la consagración de España,
los fieles católicos expresamos nuestro ferviente deseo
de corresponder con amor a la rica efusión de tu misericordia,
impulsando, en comunión con toda la Iglesia,
una nueva etapa evangelizadora marcada por la alegría del Evangelio.

Cuando la Iglesia nos llama por la voz del Sucesor de Pedro
a impulsar una nueva evangelización, concédenos salir valerosos
al encuentro de las heridas de nuestros contemporáneos
para llevar a todos el bálsamo de la misericordia que brota de tu Corazón traspasado.

Que a todos anunciemos con mansedumbre y humildad: ¡sus heridas nos han curado!
Venga, pues, a nosotros Vuestro Santísimo Reino,
que es Reino de justicia y de amor.

Reinad en los corazones de los hombres, en el seno de los hogares,
en la inteligencia de los sabios, en las aulas de las ciencias y de las letras,
y en nuestras leyes e instituciones.

Concédenos permanecer siempre junto a María,
Madre tuya y Madre nuestra, como en la víspera de Pentecostés,
para que el Espíritu Santo produzca un profundo rejuvenecimiento de la fe en España.

Que nuestro pueblo, tierra de María, sepa recibir y custodiar
los frutos santos de su herencia católica para que pueda hacerlos crecer
afrontando con valentía los retos evangelizadores del presente y del futuro.

Líbranos del maligno
y llévanos a participar en la victoria de tu Sagrado Corazón.

Que al consagraros nuestra vida,
merezcamos recibir como premio de ella
el morir en la seguridad de vuestro amor
y en el regalado seno de vuestro Corazón adorable.
¡Que todos proclamemos y demos gloria a Ti,
al Padre y al Espíritu Santo,
único Dios que vive y reina por los siglos de los siglos!
Amén.

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