Los jóvenes «Profesionales» el pasado Jueves Santo, 17 de abril de 2025, visitaron las otras parroquias de Móstoles para orar en los Monumentos. Han querido compartilo con todos ¡Gracias!
Continuamos en la Octava de Pascua hasta el próximo domingo 27 que celebraremos el «Domingo de la Divina Misericordia«.
¡Jesucristo ha resucitado! ¡Verdaderamente ha resucitado!
¡Feliz Pascua a todos!
La noche del Jueves Santo, al finalizar la Hora Santa en la parroquia, el grupo de jóvenes de los «Profesionales» nos encaminamos a visitar siete Monumentos de distintos templos de Móstoles.
En la Hora Santa acompañamos a Jesús en su oración en Getsemaní, nos unimos a Él en el dolor y tratamos de darle consuelo. Al salir y buscarle en otras parroquias, vamos siguiendo sus pasos, los que Él recorrió durante su Pasión, contemplando y reencontrándonos con el Amor en actitud de agradecimiento, de adoración y de disculpa.
Así, en la parroquia de San Juan Pablo VI, postrados ante el Monumento, acompañamos a Jesús en el Huerto. En la parroquia Virgen del Carmen meditamos cómo Jesús, en casa de Anás, fue abofeteado por defender con verdad su ministerio. En la parroquia San José Obrero, fuimos testigos de su condena a muerte por el Sumo Sacerdote Caifás. En la parroquia Nuestra Señora de la Asunción, le escuchamos dando testimonio ante Pilato de su condición de Rey y de la Verdad. Finalmente, debido al cierre de los dos templos restantes, de regreso a la parroquia San Juan de Ávila le acompañamos en su silencio frente a los intereses de Herodes, en su juicio ante Pilato y en su camino a la Cruz.
Ante cada Monumento, donde se reserva al Señor Sacramentado, rezábamos un fragmento del Evangelio correspondiente con el episodio que conmemorábamos, y a continuación, agradecíamos a Jesucristo el don de la Eucaristía y del Sacerdocio y le pedimos perdón por el abandono con el que con frecuencia le dejamos en el Sagrario.
Ver las iglesias iluminadas a las 3h de la noche, escuchar cómo oran, lloran y alaban a Cristo otros hermanos en la fe, admirarse de la riqueza y devoción con que se adornan los Monumentos, y, sobre todo, unirse como Iglesia en la tristeza y gratitud por la Pasión de la que somos causa y por la que Jesús nos salvó, nos permitió a todos empezar el Triduo Pascual con un corazón dispuesto y levantado al Padre.









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Sin olvidar nuestra oración por el Papa Francisco y por la Iglesia.