Compartimos la meditación que nos ha enviado nuestro seminarista Antonio y que corresponde al Lunes Santo 2020. Muchas gracias a los seminaristas que están compartiendo con nosotros estas meditaciones diarias.
Lunes Santo (6 – 4 – 2020)
“Y la casa se llenó de la fragancia del perfume”
Betania significa “casa de frutos”. El Señor ha querido regresar aquí antes de celebrar la Pascua para estar con sus amigos. A la casa de Marta, María y Lázaro ha regresado el que es la Vida e infunde la vida al mundo. Ellos lo han experimentado con la resurrección de Lázaro a esta vida, y aunque han vuelto a sus quehaceres, ellos tienen puesto ya los ojos en la Pascua del Señor.
Jesús es su amigo. ¿Quiénes son para que el gran profeta de Galilea se haya fijado en ellos? ¿Quiénes somos nosotros para esto? María reconoce esta indignidad y le sirve con todo su ser: compra un perfume costoso, unge sus pies y los enjuga con su cabello.
Al ungirlos, anticipa su sepultura, pero al olor, se reconoce el amor que da su vida por los amigos. Judas se escandaliza porque lo considera un derroche. “¿Por qué no se ha vendido […] para dárselo a los pobres?”. Jesús no entró en Jerusalén como rey victorioso sino como humilde servidor. No fue directo al Palacio de Pilatos o de Herodes sino a la casa de sus amigos. Podría ser un revolucionario que viniera a salvar a los pobres de hambre, vendiendo un frasco… Y ¡justo eso viene a hacer! “A los pobres los tenéis siempre con vosotros”. Reconozcamos en estos días nuestra pobreza, a la que ha descendido hoy a Betania para dar fruto, el fruto de la vida eterna. Él nos recuerda que, como María, la vida no sirve, si no se sirve a los más pobres y necesitados de salvación, a los que como la caña cascada o la mecha humeante no deja que caigan, a la espera de que nosotros llevemos este “amor hasta el extremo” que “da su vida por sus amigos”, por nosotros, y que en unos días gustaremos.
Antonio, seminarista
Descargar: Lunes-Santo-6-4-2020.pdf
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