Hoy Domingo de la Divina Misericordia nos ofreces su meditación nuestro seminarista Rafael.
Domingo de la Divina Misericordia (19-4-2020)
“Porque es eterna su misericordia”
Es eterna su misericordia. Porque hoy, como en aquellos comienzos de la Iglesia, también puedo vivir lo que la primera comunidad vivió: la enseñanza de los Apóstoles, la comunión entre los creyentes, la Eucaristía, la oración… Seguramente, me haría falta reflexionar sobre si realmente lo vivo o no… Sin embargo, creo que hoy es más un día para dar gracias al Señor porque, aun confinado en casa, me regala poder ser cristiano, vivir con su esperanza, tener a quien orar, la enseñanza de nuestros curas, los hermanos…
Es eterna su misericordia. Porque también hoy, como en aquellos días, Jesús quiere entrar en mi casa, aun “con las puertas cerradas”. Es más, quiere dejarme tocar su carne, quiere que meta mis dedos en las llagas que lleva por mí, desea ardientemente que entre en su Corazón abierto. Y yo sé bien, más que Tomás, que mil veces no he estado cuando Él venía, que otras tantas he dudado, que no le he dejado amarme…
Es eterna su misericordia. Por eso, ¡hoy puedo dejarle entrar! “Sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él”, nos dice Pedro. Hoy no hay excusa alguna para no dejarme amar por Cristo. Él está vivo, ha traspasado todas las barreras, y su Corazón permanece abierto para siempre derramando misericordia. Basta con ponerme hoy ante Él, como soy y como estoy, con todas mis debilidades y toda mi confianza, y dejarme amar así por Aquel que es “el amor y la Misericordia misma”.
Rafael, seminarista
Descargar: Meditación Domingo de la Divina Misericordia 2020.pdf
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