Nuestro seminarista Rafael comparte con nosotros la meditación correspondiente al quinto miércoles de cuaresma. Que nos ayude a comprender que la verdadera libertad es ser hijos de Dios.
Miércoles V Cuaresma (1 – 04 – 2020)
“Si permanecéis en mi palabra, seréis de verdad discípulos míos; conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres.”
Antes de que comenzase todo esto de la cuarentena, cuando nos anunciaron que cesaban las clases en la universidad, yo pensé: “Libertad, por fin. Unos días para…”Ahora veo cómo ese pensamiento se desvaneció bastante rápido. De hecho, empecé a verlo todo de manera absolutamente contraria:“ no hay libertad, no descanso, el tiempo pasa y los trabajos se amontonan, no puedo hacer lo que me parezca…” Sin olvidar la angustia por la pandemia y todo lo que ya conocemos.
Sin embargo, el Señor hoy nos regala esta palabra. Con estos precedentes, ya las puertas de celebrar la semana más grande del año, Jesús me mira con
amor y me invita a permanecer en su palabra. Que puede haber mil opciones para “sobrevivir” a estos días (como esos dioses y estatuas del rey de Babilonia ante las que quería que los tres jóvenes judíos se postraran), pero sólo hay una promesa de verdadera libertad.¿Cuáles son mis “diosecillos” que me permiten “sobrevivir”? Es bueno identificarlos para poder pasar de ellos.
Qué bueno comenzar este mes volviendo a detenerme en su palabra, a leer con calma esos versículos en los que Jesús me promete la libertad auténtica.
Escuchar su voz que me recuerda que el pecado me esclaviza, y que la Verdad me hace libre. Recibir el consuelo de ser verdaderamente “hijo” cuando permanezco en su palabra, sabiendo que el hijo“ se queda en la casa para siempre”. Qué bello oír ésto de los labios del Señor –y más estos días–, que el hijo se queda en la casa, con el Padre, y es para toda la eternidad. Miremos así hacia la semana santa, donde Cristo cumplirá la promesa, venciendo a la muerte, y haciéndonos partícipes de la verdadera libertad: ser hijos de Dios
Rafael, seminarista
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