Continuando nuestra peregrinación, los días 28 y 29 de agosto de 2019 transcurrieron por Lourdes. Noelia, Daniela y Marta han querido compartir su experiencia con todos. ¡Muchas gracias por vuestro testimonio!
QUINTO DÍA DE PEREGRINACIÓN
Ya llevamos 5 días de peregrinación en Lourdes y la Virgen nunca deja de regalarnos días preciosos como el de hoy.
Comenzamos la mañana de la mano de María, con la celebración de la misa en la gruta y a pesar de tener que madrugar, Ella nos lo recompensó con la entrega de su Hijo. Durante ese rato María nos miraba con Su sonrisa llena de la alegría del Señor y el agua que mana del corazón del mismo nos purificaba y nos sanaba a todos, por último, la luz de las velas nos recordaba que debemos arder, iluminar a todo aquel que lo necesite y consumirse por Cristo y por María.
El día continuó con una breve explicación sobre la historia de Lourdes. Más tarde, los adultos tuvieron un pequeño retiro donde acogieron la sonrisa de María tal y como lo hizo Santa Bernardette, mientras que los más jóvenes disfrutamos de un rato de oración con el Vía Crucis pidiendo por una persona en cada estación y luego, un tiempo de juegos.
A la entrada de la tarde, los adultos dispusieron de tiempo libre y nosotros pasamos la tarde junto a María en un retiro donde meditamos sobre su transparencia y pureza y le pedimos que nos enseñara a abrazar tanto la Cruz de Jesús como la de otros y a dejar huella en el corazón de los demás como Ella lo hace.
Y para finalizar el día: ¿qué mejor manera que con nuestra Madre con la oración del rosario en la procesión las antorchas? Donde Ella como Estrella ilumina nuestro sendero hacia la santidad.
Noelia y Daniela
SEXTO DÍA DE PEREGRINACIÓN
Durante último día que pasamos en Lourdes tuvimos oportunidad de hacer un viacrucis por la montaña y acompañar a Jesús a través de los ojos de María durante su pasión; visitamos también aquellos lugares destacados que nos enseñaron más sobre Santa Bernardita y los detalles de amor que tenía con los demás; y tuvimos, así mismo, oportunidad de rezar con la Virgen, llevándonos la mirada y la sonrisa que con cariño nos dirige desde la gruta.
Afortunadamente, con todavía un día de compartir con toda la parroquia, ya voy saboreando aquello que me ha traído Lourdes. Me ha enseñado a mirar a la Virgen con ternura, igual que ella nos mira con infinito amor. He aprendido que María nos toma de las manos con dulzura para dirigirnos a Cristo, y que nuestras debilidades y defectos a ojos de la sociedad son los que más nos acercan a nuestra Madre.
Marta.
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