El jueves 25 de noviembre vivimos una hora santa muy especial fijándonos en San José, ya que estamos a punto de terminar el año al que nos convocó el Papa Francisco.
Nuestro diácono Rafael nos ha invitado a meditar sobre el modo de actuar de San José, como, fiándose de Dios, salió con presteza de su tierra para ir a Egipto y cómo cuidó del Niño y de su madre. Nosotros podemos tomarle de ejemplo para salir de nuestra tierra y cuidar de la Iglesia igual que San José fue su mejor custodio.
Cuando los magos se retiraron, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al Niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo.»
José se levantó, tomó al Niño y a su madre, de noche, y se fue a Egipto; y se quedó allí hasta la muerte de Herodes; para que se cumpliese lo que dijo del Señor por medio del profeta: «De Egipto llamé a mi hijo.»
Mateo 2, 13-15
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo: «Levántate, coge al Niño y a su madre, y vuelve la tierra de Israel; porque han muerto los que atentaban contra la vida del Niño.» Se levantó, tomó consigo al niño y a su madre, y volvió a la tierra de Israel.
Mateo 2, 19-21
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