“La unción de los enfermos, con la que la Iglesia encomienda los fieles gravemente enfermos al Señor doliente y glorificado, para que los alivie y salve, se administra ungiéndoles el óleo y diciendo las palabras” (CIC 998).
El sacramento de la unción es administrado a los enfermos, no es necesario que sea en peligro inminente de muerte sino a todo enfermo. Es un sacramento que otorga un don particular del Espíritu Santo, una unión a la pasión de Cristo y una gracia eclesial.
Para administrar el sacramento es necesario solicitarlo a los sacerdotes de la parroquia.