Los que se han convertido a Jesucristo y han sido educados en la fe por la catequesis, al recibir los sacramentos de la iniciación cristiana, el Bautismo, la Confirmación y la Eucaristía,
“son liberados del poder de las tinieblas; muertos, sepultados y resucitados con Cristo; reciben el Espíritu de hijos de adopción; y celebran con todo el Pueblo de Dios el memorial de la muerte y resurrección del Señor”.
La catequesis es, así, elemento fundamental de la iniciación cristiana y está estrechamente vinculada a los sacramentos de la iniciación, especialmente al Bautismo, “sacramento de la fe”. El eslabón que une la catequesis con el Bautismo es la profesión de fe, que es, a un tiempo, elemento interior de este sacramento y meta de la catequesis. La finalidad de la acción catequética consiste precisamente en esto: propiciar una viva, explícita y operante profesión de fe. “ (Directorio General para la Catequesis nn. 65-66)
La parroquia, conforme a la iniciación cristiana, prepara para recibir los sacramentos del Bautismo, Primera Comunión y Confirmación. Ninguno de los tres puede separarse del conjunto.
Por esto mismo, la catequesis parroquial consta de dos etapas:
- Una primera etapa que comienza en 2º de primaria y termina en 4º de primaria. En ella se reciben los sacramentos de la Confirmación y de la Primera Comunión.
- Un segunda etapa, que llamamos juveniles, que comienza después de la Primera Comunión y termina en 4º ESO.
También es posible recibir el sacramento de la confirmación en cualquier edad, tanto en la adolescencia como de adultos. Para ampliar información conviene preguntar directamente en la parroquia.