Cuatro jóvenes de la parroquia se consagraron a la Virgen María el sábado 8 de junio en una solemne Misa. Además, once dieron el paso de aspirantes a la Consagración a la Virgen: cuatro mayores y siete juveniles.
La Eucaristía, presidida por el párroco, Juan, y concelebrada el vicario, Tin, quien destacó en la homilía que Dios se complacía especialmente en quienes se consagraban a la Virgen, contó con la numerosa participación de fieles de la parroquia.
Las nuevas consagradas, Míriam, Sara, Paula y Camila, entregaron su vida a la Virgen María delante de su imagen mediante la oración que compuso cada una. A continuación, se les impuso la medalla de la Congregación Mariana Madre de la Esperanza y San Juan de Ávila.
Sara, recién consagrada a la Virgen, cuenta su testimonio:
“Es un regalo de Dios y una Gracia inmensa por decir si, una vez más, a Jesús a través de María. Consagrarme a Maria como modelo en todo. Pero mi sí solo ha sido posible gracias al si de todas las personas que nos acompañaron. Tanto de los sacerdotes, como los aspirantes y los ya congregantes.”
También otros jóvenes dieron el paso de comprometerse a prepararse para consagrarse a la Virgen, los aspirantes mayores (Noelia, Andrea, Astrid y Lucas); y un grupo dio su primer paso en el camino de la Virgen para la santidad, los aspirantes juveniles (Mario, Pilar, Wendy, Helena, Marta, Marian y Fátima). Tras sus promesas, recibieron la insignia de la congregación y la imagen de la Virgen, respectivamente.
Lucas, nuevo aspirante a la Consagración a la Virgen:
“Para mi fue algo impresionante. La ceremonia fue muy emotiva y entrar yo como aspirante ha sido uno de los momentos más felices que recuerdo. Ahora solo quiero disfrutar cumpliendo mi promesa y que me ayude a acercarme aún más a María para que, si Dios quiere, el año que viene me consagre y pueda dar mi vida a nuestra Madre y agradecerle todo lo que me ha regalado.”
Los jóvenes de la parroquia ya consagrados a la Virgen en años anteriores (Carlos, Silvia, María, Irene, Miguel, David, Andrés, Miguel Ángel y Dani) renovamos nuestro sí a María. La comunidad parroquial se alegra del enriquecimiento espiritual que supone para ella esta entrega en la Congregación Mariana según la inspiración de San Luis María Grignon de Monfort.
Irene, que renovó su consagración a la Virgen, explica su experiencia:
“¿Qué significa para mí poder renovar mi consagración a la Virgen? Es una pregunta que esconde la respuesta sencilla de María al Señor, ese Sí, ese hacerse esclava para cumplir en todo Su voluntad. Es ponerse de rodillas ante la Virgen para poder darle de nuevo tu sí, por todos los regalos que ella te da cuando tú das tan poco: la Virgen coge todo de ti para hacerlo mejor. Ella es el camino que lleva directo al Padre y poder compartir eso con la Congregación es un regalo.
No solo puedo renovar mi promesa, sino que puedo hacerla acompañada de un grupo de personas que quieren compartir ese hacerse esclavos de la esclava, ese quererlo juntos por los mismos medios. Este año además, al comenzar con la figura de los aspirantes menores, también se podían ver los futuros congregantes y la riqueza de la parroquia al vernos a todos reunidos para celebrar juntos esta celebración que nos une más a Cristo.”
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