Entre los días 12 y 14 de febrero de 2021 un grupo de veinte personas ha podido disfrutar de un retiro para realizar una parte de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. Estuvieron acompañados por nuestro vicario Tin y también, en algunos momentos, por nuestro párroco Juan a ambos agradecemos su dirección espiritual y su acompañamiento.
Andrea, uno de los asistentes, ha querido contarnos su experiencia y testimonio. Muchísimas gracias Andrea, tu experiencia nos servirá a todos.
Desde hace un tiempo, intento irme una vez al año de ejercicios espirituales, porque veo necesario tener un parón en mi vida, dejar de correr y poder estar a solas con el Señor, sin ningún ruido que me distraiga. Solos Él y yo.
Estos ejercicios eran muy importantes y los esperaba con ansias. Después del año que hemos tenido, sentía la necesidad de refugiarme en los brazos del Señor más que nunca.
Han sido unos días donde el Señor me ha demostrado de una manera especial su amor infinito e incondicional. Sentía que el Señor me decía “Déjame entrar en tu corazón, deja que mi amor sane tus heridas”. También, estos ejercicios me han ayudado a poner orden mi vida y saber priorizar todos mis deseos y pensamientos.
Cada vez lo tengo más claro, el Señor tiene que convertirse en el centro de mi vida. Que todo lo que haga sea por y para Él. Ese es el único camino para llegar a ser santa y compartir la eternidad con mi Padre.
Nuestra Madre María, también ha estado muy presente y me ha ayudado en este retiro. No me ha dejado nunca sola y me ha dado fuerzas para aprovechar al máximo estos días.
Quiere ser fiel a todo lo que estos días el Señor me ha dado, a quererle cada día más y más. Aunque la vuelta sea un poco dura, no olvidaré todo lo que el Señor me ha regalado y voy a tenerlo más presente que nunca.
Andrea Cervantes.
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