Mi nombre es Pilar, cuando comencé como catequista hace dos años, me propuse algo muy sencillo y a la vez difícil: que los niños conozcan quien es Jesús y aprendan a quererlo.
En el contexto social que vivimos hoy, nos encontramos un mundo sin fe. El hombre de hoy vive con una visión autónoma del mundo, que se explica por sí mismo, sin que sea necesario recurrir a Dios. Los catequistas nos enfrentamos a un gran reto: llevar la presencia de Jesús a todos los rincones del mundo.
Nuestra labor es anunciar el amor, la vida, la paz y el perdón, y la resurrección de Jesús. Con gran responsabilidad aceptamos la llamada de Jesús, amigo amado, para ser parte de la educación religiosa de los más pequeños de la comunidad, vuestros hijos. ¡Ven y sígueme! (Mt 19, 21)
En catequesis enseñamos quien es Jesús, y somos “puente” al servicio del dialogo entre Dios y el hombre. No solo enseñamos las oraciones cristianas sino que aprendemos a hablar con Dios, que los niños lo tengan como un amigo, que piensen en El cómo alguien importante en su vida.
Aprendemos:
A ser como Jesús nos enseño.
“Os doy un Mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también unos a otros” (Jn 13,34).
A saber como la Iglesia nos ofrece los sacramentos para estar cerca de Jesús. “El que come de mi Carne y bebe de mi Sangre tiene vida eterna”
(Jn 6,54).
A saber hacer como cristianos un mundo más hermoso y fraterno.
“Vosotros sois la luz del mundo” (Mt 5,14).
Todo lo demás, las historias, los juegos, las canciones, el silencio… son medios que intentan despertar el corazón y la mente, para que los niños sean conscientes que existe Dios Padre, que es bueno, que está cerca de ellos y los ama.
Se acerca el momento, que tras dos años hemos estado preparando. Los catequistas queremos felicitar a los niños que recibís este año la Primera Comunión, esperamos que vuestro encuentro con Jesús ilumine el camino de vuestra vida.
Mayo 2017
Pilar