Hace unos días, algunas personas hemos empezado a compartir con toda la familia parroquial, cosas que llevamos en el corazón.
Hoy quiero hablar sobre el Amor de Dios. Cuando pienso en este Amor se me agranda el corazón y sólo me sale decir ¡qué bueno es Dios!
De Él hemos recibido y seguimos recibiendo un montón de regalos…
- El regalo de la Vida, no una vida cualquiera sino una vida como la de Dios, capaz de amar y recibir amor (un árbol, un gorrión no son capaces de amar y recibir amor). Una vida que puede actuar libremente, eligiendo el mal o el Bien, capaz de buscar la Verdad y de disfrutar de la Belleza
- El regalo de haber sido redimidos. Todo un Dios, creador de estrellas gigantes y de planetas minúsculos, creador de nuestra casa común, la Tierra, el planeta más hermoso, se hace hombre, se humilla, se abaja, se pone a nuestro servicio, nos acompaña, nos enseña, nos perdona y nos saca del abismo profundo de la tristeza y de la muerte, dándonos la esperanza en un vivir para siempre con Él.
- El regalo de su Madre, la Virgen, que no nos deja de la mano, que nos lleva y nos enseña cómo ir al cielo.
- El regalo de la Iglesia, administradora de la Gracia, Maestra de la Palabra, asistida por el Espíritu de Dios. Nos acompaña y nos ayuda a vivir en plenitud nuestras alegrías y sufrimientos junto a Jesús Eucaristía, que se hace presente gracias a sus sacerdotes. Gracias a ellos tenemos a Jesús en los sagrarios, donde nos espera siempre y cuyo Espíritu quiere habitar en nuestros corazones; “Somos templos del Espíritu Santo. ¡Qué dignidad más grande! Señor, nos hiciste poco inferior a los ángeles.” (Sal. 8)
- El regalo de la existencia, por el que Dios nos mantiene en el ser, dirige nuestro caminar y todo lo permite para nuestro bien
- El regalo de la familia, del hogar, de nuestra educación y formación, de nuestro trabajo, de nuestra cualidades personales de nuestros amigos…
- El regalo de la salud o de la enfermedad, de las alegrías o sufrimientos, del descanso y del cansancio… Viviendo en la presencia de dios, haciendo silencio en nuestro interior, seremos capaces de ver con qué ternura nos cuida el Señor. Cómo, invisible, cariñoso, envolvente, nos rodea de detalles de amor que nos hacen exclamar: ¡Gracias mi Dios!
- Todo son dones: la ingenuidad de un niño; la sabiduría de un mayor; la palabra de ánimo de un amigo, su oración; una mirada de afecto; un gracias, un perdón, un por favor; un beso, una caricia, un acompañamiento, un compartir, una invitación; mas palabras de consuelo, una sonrisa generosa; saber estar en silencio en un momento de dolor…
- El don de la alegría, de la paz, el saber disfrutar del arte, de la música, al orar… Saber sorprendernos y admirarnos de las cosas sencillas… la belleza de una flor, el ruido del agua de una fuente, la caricia del sol…
- El don de la contemplación ante el azul del mar, la belleza del firmamento, la majestuosidad de las montañas, la blancura de un glaciar, ante una puesta de sol.
¡¡¡ Que bueno es Dios !!!, cuando toda la familia parroquial se vuelca en ayuda, oraciones y deseos de recuperación de la persona que, por no se sabe que motivo, pisa el escalón segundo sin pasar por el primero; vuela en vez de bajar…
¡¡¡ Muchas gracias, amigos, muchas gracias Virgen María, muchas gracias, Ángel de la Guarda, muchas gracias, Dios mío !!!
¡¡¡ QUÉ BUENO ES DIOS !!!
Belén.