Hace unos días regresamos de nuestra peregrinación. Ha sido una bendición de Dios, nos ha llegado profundamente. Ya nos habían dicho que estar allí era especial, pues sí, sí que lo ha sido, una cosa es contarla y otra muy distinta vivirla.
Estuvimos en Nazaret, “Basílica de la Anunciación”… ¡impresionante!, en Caná de Galilea, Santuario del primer milagro de Jesús, allí, los matrimonios que fueron a la peregrinación renovaron su alianza matrimonial, fue muy emocionante. El lago tiberiades, o Mar de Galilea, allí es fácil imaginar a Jesús y la multiplicación de los panes y los peces, o haciendo a los suyos pescadores de hombres.
Visitamos también “Ain Karem” , hay que subir una cuestecilla con un sinfín de peldaños, subimos rezando el rosario y pensando en María visitando a su prima Isabel. “ Basílica y Cripta de la Visitación”. Visitar Belén , la Gruta y la Basílica de la Natividad nos trasladó a la belleza de la Navidad.
El rio Jordán, Mar Muerto, Jericó y el Desierto, éste nos impresionó… ¡que belleza!, allí celebramos la Santa Misa, y como no, imaginarnos las tentaciones que tuvo que sufrir Jesús.
En Jerusalén, lo que más nos impactó fue Getsemaní, Basílica de la Agonía, el Santo Sepulcro y el Calvario. Rezamos el viacrucis por la Vía Dolorosa, a primera hora de la mañana, recordando, in situ, el camino que recorrió Jesús .… ¡bendita cruz de la salvación!
Otro lugar que nos llegó al corazón fue el Monte de los Olivos, llanto y lamento de Jesús sobre la ciudad santa. Es una verdadera belleza contemplar Jerusalén. Allí tuvimos el gran regalo de celebrar una hora santa con el Señor, no se puede describir con palabras, ¡bendita Hora!
El lugar más importante fue el Santo Sepulcro, besamos y rezamos donde fue colocado el Señor y donde resucitó al tercer día.
Lo que más nos hace estar presentes en estos lugares Santos es la palabra “HIC” es decir AQUÍ,… Aquí nació Jesús, Aquí crucificaron a Cristo…etc y un lugar donde besar y palpar con las manos el AQUÍ de nuestro Señor.
Para finalizar hacer mención de la cara amable de la peregrinación. Conocer a fray Artemio, franciscano que lleva toda una vida custodiando los lugares santos. Nos contaba con gracia y simpatía anécdotas de los frailes en aquel lugar, nos decía que ir a Tierra Santa era cumplir con las palabras de JESUS. “Dadle vosotros de comer” era como darle un poco de pan a los judíos, a los musulmanes y a los cristianos y decía bromeando, si habéis traído un poco de jamón, los otros no lo comen, pero los cristianos, sí, y los peregrinos decían, si es cierto! Y el respondía, ¿Qué es cierto? ¿Qué ellos no lo comen, o que habéis traído jamón?… ¡para la próxima! le prometimos que le llevaríamos, pero entre risas él respondía cantando…. ‘Quizás, quizás, ¡quizás!’
Mª Pepa y Mª Carmen
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