Hoy tercer lunes de Pascua compartimos la meditación de nuestro seminarista Rafael. Que a todos nos ayude a acercarnos al Señor.
Lunes III Pascua (27-4-2020)
“La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado”
Como aquellas pobres gentes de Galilea, tengo que reconocer que muy a menudo yo busco al Señor porque me ha saciado: me ha resuelto algunos problemillas, me ha dado consuelo y paz cuando he acudido al sagrario, me ha “llenado”… Está bien, pero, ¿esos beneficios no serán “signos” que me remiten a Alguien más grande, al Dios que me ama y busca mi amor?
Como a ellos, me vuelve a decir Jesús: “Trabajad no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre”. Entonces empiezo a revisar cómo estoy “trabajando”: si lo hago bien o mal, si rezo más o menos, si voy superando tal o cual pecado… También está bien, pero, ¿no es un volver a mirarme a mí mismo?, ¿no es, a veces, un buscar sentirme mejor porque lo hago bien con Dios?
No es que los consuelos de Dios sean malos, ni que tenga que dejar de examinar mi conciencia, pero Jesús me va a dar el punto de partida para todo esto: mirarle a él, no tanto a mí; pedirle que no me quede en los dones, sino descubrir en ellos al Donante; suplicarle que me conceda obrar siempre por amor a Él, no para mi “autorrealización”, aunque ésta sea “religiosa”. Al final, él mismo lo dirá: “La obra de Dios es ésta: que creáis en el que él ha enviado”.
Rafael, seminarista.
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