Nuestro seminarista Antonio ha compartido con nosotros la meditación correspondiente al quinto sábado de Cuaresma.
Sábado V Cuaresma (4 – 4 – 2020)
“¿Qué os parece? ¿Vendrá a la fiesta?”
Los judíos se preparaban para conmemorar la Pascua, el “paso” de la esclavitud de Egipto a la libertad que obró el Señor en medio de su pueblo elegido. Cada año, los dispersados por Palestina se reunían en Jerusalén para celebrar esta festividad. Hoy nosotros somos el nuevo Israel, los elegidos del Señor, dispersados en medio de un mundo cada vez más alejado de Él.
No sólo dispersados, sino que además este año estamos confinados en nuestras casas y, sin embargo, el Señor nos dice a las puertas de la Semana Santa que nos recogerá “de entre las naciones adonde han ido, los reuniré de todas partes para llevarlos a su tierra”. Esta Semana Santa no estás sólo. Tu compañero de banco de misa, tu amigo, tu hermano de la parroquia está contigo. Porque a pesar de la distancia el corazón de todos nosotros está puesto en el Señor que “nos guarda como un pastor a su rebaño”. Un solo
rebaño de discípulos reunidos por nuestro maestro, nuestro amigo, el Señor.
Cristo ha dejado Betania con un mensaje claro: “Esta enfermedad no es para la muerte, sino que servirá para la gloria de Dios […] Yo soy la resurrección y la vida”. Algo grande va a acontecer este año de nuevo en tu vida. El mundo, aunque lo parezca, no está indiferente, observa lo que va a hacer Jesús. “¿Qué hacemos? Este hombre hace muchos signos. Si lo dejamos seguir, todos creerán en Él”, se decían los judíos. Hoy le condenan
con el silencio, la indiferencia, el renegar de Él y su poder sobre la muerte que nos rodea, pero Jesús está dispuesto a morir para que ellos también crean.
Estás ya a las puertas de Jerusalén, siguiendo a Jesús en este largo camino, a punto de entrar. “Ojalá escuchéis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón”. No dejes de repetírtelo estos días. Estate atento con los cincos sentidos a la palabra de cada día de esta semana: los ojos en los gestos, los oídos en las palabras, el olor del lugar, el sabor agridulce del momento, el tacto de sus llagas. Él viene a la fiesta. Y tú ¿estás preparado?
Antonio, seminarista
Descargar: Meditación Sábado V Cuaresma.pdf
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