Continuamos y llegamos al final de los testimonios y fotos del Jubileo de jóvenes que realizaron del 26 de julio al 5 de agosto de 2025.
En esta segunda entrega tenemos las fotos desde la llegada a Roma al final de la peregrinación (con algún añadido) y los testimonios de Alex y Carmen.
¡Muchísimas gracias por compartir la experiencia con toda la parroquia!
Para mí el Jubileo ha sido una experiencia que sinceramente no voy a olvidar. Desde que empezó el viaje en Barcelona hasta llegar a Roma, ha sido una aventura increíble.
Hemos pasado por lugares preciosos como Bordighera, Barcelona o Siena, pero si tengo que quedarme con un lugar es Roma. Sentir la fe tan viva entre tantos jóvenes, ver la belleza de la ciudad, y sobre todo, vivir momentos de oración y de conexión con Dios y con los demás fue algo muy especial.
Además de lo espiritual, también me llevo muchas risas, conversaciones, amistades nuevas y recuerdos que me van a acompañar siempre.
Estoy muy agradecido por haber podido vivir todo esto, y sin duda, volvería a repetirlo una y mil veces.
Yo confío ¿Y tú?
Alex Sánchez Parejo (SP)
Este jubileo de los jóvenes ha sido una gran oportunidad que nos ha regalado el Señor para encontrarlo en cada momento, desde el principio hasta el final.
En primer lugar, hemos podido ver a Dios en el prójimo: en aquel amigo que se ha preocupado por nosotros cuando lo hemos necesitado, en palabras amables cuando todos estábamos cansados o en pequeños gestos casi inapreciables, pero que demuestran esa entrega a los demás que Cristo nos ha enseñado a vivir.
También hemos visto al Señor en la belleza de todo los que nos hemos ido encontrando en el camino; empezando por las iglesias y catedrales (desde la Sagrada Familia en Barcelona hasta el Vaticano) y acabando por cada paisaje o atardecer. Es un regalo saber identificar a Dios en aquello que ha sido creado por Él. Además, ha sido impresionante experimentar cómo el Señor seguía mostrándonos su amor a través de hemosos paisajes cuando nostros ya nos habíamos rendido y no podíamos dar más de nosotros mismos.
Los ratos de oración han sido también momentos de encontrarse cara a cara con Jesucristo. La Eucaristía diaria, la confesión, exposiciones del Santísimo, la vigilia con el Papa León XIV, los laudes o el Rosario… Todo esto nos ha facilitado el encuentro con el que llevaba esperándonos toda la eternidad.
Las palabras del Santo Padre en Tor Vergata también han dejado huella en nosotros, recordándonos que «nuestra fragilidad forma parte de la belleza que somos» y que “la plenitud de nuestra existencia no depende de lo que acumulamos ni de lo que poseemos (…); más bien, está unida a aquello que sabemos acoger y compartir con alegría”.
Finalmente, hemos sido capaces de ver a Cristo en su Iglesia, en todos los jóvenes que han peregrinado hacia Roma con una sola cosa en común: la fe en Dios. Esto nos llena de esperanza, a la vez que nos anima a continuar rezando por todas aquellas personas que, cargando con sus distintas cruces, siguen al Señor en todos los países del mundo.
Carmen Otero.



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