Continuamos con las fotos y testimonios de los Montañeros de la parroquia que disfrutaron de su campamento en Saravillo (Huesca) entre los días 4 y 15 de julio de 2025.
Las fotos van desde el día 8 al 12 de julio.
Y también Olga y Noelia nos dan su testimonio. ¡Gracias chicas!
Este campamento no ha sido sólo un campamento de montañeros más. Este año, la patrulla 2 hemos sido las mayores del campamento y eso ha conllevado tanto la responsabilidad como la gran suerte de poder empezar a ser ejemplo para los demás. Esto es algo que no habría sido posible sin el apoyo y recordatorio constante de nuestras jefas, Pilar y Sofi.
El campamento ha sido maravilloso. El lugar donde se ha llevado a cabo, Saravillo; la marcha por patrullas, donde he podido disfrutar y aprender de mis compañeras de patrulla; las marchas con todo el grupo. Todo estaba pensado por el Señor y en todo momento he podido verle y sentir el cariño de Su Madre.
Cabe destacar la marcha de dos días que comenzamos con todo el grupo pero que solo terminamos los mayores del campamento, donde tuvimos ratos que fueron un verdadero regalo como el tiempo libre conociendo más a otras patrullas o el rosario viendo las estrellas.
Y por último, destacar también lo que da sentido a este campamento, la peregrinación, que este año ha sido al Santuario de Bruis, un sitio más recogido e íntimo donde la Virgen, una vez más, nos esperaba con los brazos abiertos y con ganas nos acogía en su casa, permitiéndonos pasar ahí, los dos últimos días del campamento.
Gracias a Ella, este campamento he podido salir un poco más de mi y entregarme a los demás siguiendo el ejemplo de todos los jefes y curas de montañeros, que con la ayuda del Señor, hacen posible este campamento en el que, como bien dice el lema, Dios hace nuevas todas las cosas.
Olga. Patrulla 2.
Proclama mi alma la grandeza del Señor, porque ha hecho nuevas todas las cosas, restaurándolas y transformándolas desde su amor.
Muchas veces a través de las pruebas, como oro refinado en el crisol, en las dificultades, cuestas y subidas del camino del montañero, donde uno tiene que ir siguiendo las huellas de nuestro Señor en la cruz, entregándose y superándose cada día para subir a lo más alto y llegar siempre al más.
Pero también a través de los dones y medios que nos pone Dios para superarlas: esa charla que te hace olvidar aquello que te pesa, esa mano que te sostiene, te lleva y te guía, esa palabra de aliento que te anima, esa canción que te saca de ti, ese jefe que te ayuda a apartar la mirada del suelo y elevarla al cielo, esa patrulla que te une y te acerca cada vez más a Dios, esa confesión que te llena de misericordia, esa misa que te da la fuerza y el alimento para seguir… ese Cristo tan cercano que no para de presentarse en cada momento, en cada paso y que sale a nuestro encuentro continuamente, muchas veces desapercibido, actuando en lo escondido de cada corazón, en lo sencillo, en lo cotidiano, en una simple marcha a la montaña a la que voy medio obligado sin ganas y con pereza pero de la que vuelvo con la certeza de que todo un Dios me ama en su creación.
Dios hace nuevas todas las cosas. Nos da un corazón y un espíritu nuevo, que es el suyo, para poder amar a los demás como Él nos ama. Montañeros, desde sus comienzos, ha sido un sitio donde nunca se ha dejado de derramar este amor y donde se han recibido muchas gracias de las que estaré eternamente agradecida, entre ellas el haber podido vivir en este campamento desde la perspectiva no solo de jefa sino también de madre, hermana y amiga de estos pequeños… viendo como el Señor se sirve de lo poco que le doy para multiplicarlo y sacar fruto abundante.
Todo el que se acerca a esta Fuente no sale defraudado y el Señor siempre queda satisfecho de haber dado de beber a almas tan sedientas de Él a través de instrumentos tan pequeños y de la debilidad de cada jefe. Tan sólo una gota le basta para saciar la sed de tantos, tan sólo una vida entregada y dispuesta a darse, a salir de su tierra, merece la pena en rescate por muchos.
Noelia. Jefa de borde.
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