Como todos sabéis el grupo de Montañeros ha disfrutado del campamento de verano en Saravillo entre los días 4 y 15 de julio de 2025.
Ahora, que tenemos a los chicos en casa, es tiempo de revisar las fotos y compartir los testimonios de todos ellos.
Las fotos corresponden a los días del 4 a 7 de julio. El día 7 subieron al Ibón de Plan, un precioso lago glaciar a 1910 metros sobre el nivel de mar.
¡Gracias Ángela y Marina por vuestros testimonios!
¡No os los perdáis!
Este ha sido mi primer campamento como jefa y no como acampada, y tengo que reconocer que el cambio se nota mucho. No solo por las responsabilidades o el ritmo, también por cómo se vive el campamento desde otro lugar. Al principio, me costó entrar de verdad, abrir el corazón y estar al cien por cien. Pero Dios, poco a poco, me fue ayudando a situarme.
He tenido la suerte de estar con la patrulla 3, que ha estado siempre dispuesta y lo ha dado todo en todo momento: en cada velada, gymkana, rxp, marcha u oración. Ha sido un regalo poder servirlas y ver a Dios en cada una de ellas. A veces uno piensa que va a dar, y acaba recibiendo muchísimo.
También ha sido una alegría ver la unión entre patrullas y el ambiente de familia que se ha vivido durante todo el campamento. Sentirse parte del grupo de Montañeros ha sido otro de los grandes regalos de estos días.
Una de las cosas más bonitas fue terminar el campamento con la peregrinación al santuario de Bruis. Hacía muchísimo calor, estábamos muy cansados y hubo muchas dificultades… pero llegar allí, a los pies de la Virgen, que se hacía tan humilde, fue un regalo. Terminamos el campamento de su mano y pudimos darle gracias por todo lo vivido.
Acabo el campamento sabiendo que Dios ha estado en cada paso y ha actuado en lo escondido. Fue precioso poder ver esto en cada uno de los que salieron a dar testimonio en el autobús de vuelta y comprobar que Él ha hecho nuevas todas las cosas.
Ángela. Cadete Patrulla 3.
Este campamento como cada campamento ha sido un auténtico regalo del Señor.
Después de tantos años me sigue sorprendiendo como el Señor actúa a través de nuestras pequeñez. Han sido años de a parte de dar, recibir muchas gracias.
Toda entrega por pequeña que sea recibe una gran recompensa. Lo podemos ver en ese acampado que es su primer campamento pero lo da todo en las veladas y en las marchas. En aquel adolescente que se desprende de si mismo y se une más a su patrulla. En el cadete o jefe que está agotado pero da todo por sus niños. O en ese jefe de borde que se entrega por servir también a aquellos jefes que el Señor ha puesto en sus manos. O incluso en aquel jefe de pañoleta blanca que trabaja aún más en lo escondido.
Montañeros me ha enseñado muchas muchas cosas. Y este campamento no ha sido menos. Ver cómo a pesar de no ser nada el Señor es capaz de hacer nuevas todas las cosas. Como se sirve de nuestra pequeñez para llegar a cada uno de los niños.
Me enorgullece ver como cada uno ha ido creciendo, a veces a través de mis pequeñas manos, y ver hasta donde han llegado por los caminos que el Señor ha dispuesto. Empezando por mis niñas pequeñas con las que empecé como jefa, que es impresionante lo mucho que han crecido juntas, lo mucho que han aprendido a quererse y lo mucho que han luchado por guiar unas a otras al Señor. También por aquella patrulla 2, en la que ahora ya se ven un montón de frutos y que aspiran cada vez a lo más alto. Por todos los jefes que han pasado por montañeros y que me han enseñado a entregarme, a servir amando. Por todas y cada una de las patrullas que forman y han formado parte de lo que es montañeros y que poco a poco, pasito a pasito han sabido decir como la Virgen sí a los planes de Dios. Y, por último, por los cadetes y jefes que ahora están al servicio de lo que el Señor quiera y que ahora dan lo que en su momento recibieron.
Los planes del Señor siempre son mejores que los nuestros, y me parece precioso que gracias a la fe y a la confianza de unos pocos el Señor haya podido hacer tantas maravillas y haya moldeado tantos corazones.
Este año de montañeros y en especial este campamento me ha enseñado que no debemos preocuparnos de nada porque todo está en sus manos. Que Él carga con mi cruz, me ayuda con lo que más me cuesta y que por tanto todo irá bien; en conclusión como nos ha recordado el lema de este campamento que Él hace nuevas todas las cosas.
Por Cristo, por María y por España: MÁS, MÁS Y MÁS
Marina. Jefa de Montañeros.
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